Un acuerdo de pesca entre China y Somalia puede reactivar la piratería marina en el golfo de Adén, según distintas organizaciones pesqueras y medioambientalistas, después de que, en los últimos cinco años, tal actividad delictiva se hubiera reducido considerablemente. En la zona, como es conocido, faenan buques atuneros españoles y otros con tripulación asimismo española cuya seguridad vuelve a estar en entredicho a causa de este acuerdo chino-somalí por el que el Gobierno de Somalia concedió a China un total de 31 licencias de pesca.

Si bien los responsables pesqueros locales hacen hincapié en la reserva de una zona de 24 millas desde la costa en la que los buques extranjeros no pueden realizar labores de pesca y que se reserva para la pesca local, a nadie se les escapa que la franja costera somalí padece las consecuencias de grandes vertidos tóxicos a la vez que una pesca ilegal cuya erradicación no ha sido posible hasta ahora.

Todas estas cuestiones obligan a los pescadores locales a adentrarse en aguas cada vez más alejadas de la línea de costa. Y si bien el gobierno de Somalia afirma que el acuerdo con China beneficia a su país, los pescadores nacionales expresan sus quejas por la falta de inversiones gubernamentales que les permitan una vida mejor en el sector pesquero.

Son precisamente estas quejas las que hacen temer a los armadores y tripulantes de los buques que faenan en aquellas aguas que se recrudezca la piratería cuando esta, en los últimos cinco años parecía haber entrado en una situación más o menos controlada después de que lograra su mayor auge en 2011, cuando se contabilizaron 237 ataques a otros tantos navíos de distinto porte y condición y después de que, en el caso de los atuneros españoles -en su mayoría vascos- hubiesen tenido que recurrir a la contratación de personal armado para repeler los intentos de asalto o ataque que supuestos pescadores somalíes realizan desde embarcaciones menores pero bien armados y decididos al secuestro cuando no al asesinato.