No es la primera vez (y seguro que no será la última) en la que las organizaciones ecologistas critican a los ministros de Pesca comunitarios, a los que ahora acusan de haber dado "un paso en sentido contrario" al que el sector pesquero de la UE precisa porque, afirman, han optado por restablecer las subvenciones „según los medioambientalistas "perjudiciales" „ a la pesca mediante la aplicación de medidas que, aquellos que son contrarias a las mismas, consideran apoyos a la construcción de buques y modernización de la flota.

Como ya es conocido, el próximo Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP) correspondiente al período 2021-2027, contará con una dotación económica de más de 6.000 millones de euros, para los ecologistas "clave" por cuanto determinarán el futuro de la pesca europea "y de los mares".

La flota pesquera de la Unión Europea no depende para su expansión exclusivamente de los fondos comunitarios. Pero sí es cierto que las ayudas FEMP son como un linimento para las economías de los armadores/propietarios de los barcos de pesca. De paso, significan un lenitivo a los dolores corporales de aquellos que, realizando en los barcos sus tareas profesionales, convierten estos en sus verdaderos hogares además de lugar de trabajo: los tripulantes. Y en estos parece que no piensan en demasía los ecologistas, conocedores sin embargo de que buena parte de las ayudas económicas a la flota pesquera de la UE se destinan precisamente a acondicionar las zonas de habilitación, las condiciones higiénicas de los barcos y los sistemas de seguridad en la navegación de estos. ¿No son cuestiones a tener en cuenta?

Gracias a este tipo de ayudas instituidas en el ámbito pesquero de la Unión, hemos rebajado sustancialmente el número de accidentes con muertes en la mar de aquellos que en esta buscan salidas a sus problemas económicos, algo que parecen no tener los ecologistas muy en cuenta que digamos. Sin embargo, tienen razón para la queja: son muchos los euros procedentes de los FEMP que solo sirven para ampliar la potencia motora de los barcos de pesca mucho más allá de lo legalmente establecido. De este modo, el mar se convierte en una red de redes que agotan los stocks y pone en peligro el futuro de las distintas pesquerías.