La subastadora Sonia Revert cuenta con 32 años de experiencia cantando precios de pescados y mariscos en el puerto de A Coruña y desde hace siete preside la Asociación de Subastadores del Puerto local. Revert señala que las cuotas pesqueras son, en parte, un "problema" para el sector porque limita sus capturas, aunque considera que son buenas "para evitar la sobrepesca". Los profesionales son conscientes de que los cupos disminuyen el volumen de pescado que se vende, por lo que "todos tenemos que adaptarnos a la situación".

¿Cómo fueron sus inicios en la profesión?

Empecé por la familia. Mi abuela trabajaba en el muelle y cuando terminé los estudios vine en verano a trabajar porque quería comprarme un coche. Y aquí me quedé al final, aunque tenía hecha la solicitud para entrar en empresariales.

¿Cuáles son las particularidades de un día a día?

Vienen los barcos, descargan el pescado y tú lo subastas a los compradores. Aquí entran, entre placeras y exportadores, sobre 600-700 personas diarias. El día a día se resume en conseguir el mejor precio posible y que los clientes estén contentos.

Una de las claves es intentar sacar el mejor precio al producto, ¿cómo se consigue?

No es solo cantar, sino que también tienes que estar pendiente de qué especie vendes. Si estás con besugo tienes que saber quién puede pujar por el mejor precio. Si viene un comprador que normalmente lleva jurel y se pone en el besugo sé que voy a seguir cantando. Como es algo que tienes que hacer todos los días ya lo controlas porque nos conocemos todos.

¿Qué especies son las que tienen más valor ahora?

Los pescados finos como el rodaballo, el lenguado o la lubina. También el marisco en general. Y después está el pescado que nosotros llamamos de batalla, como el jurel, la parrocha o antes la sardina, pero actualmente hay muy poca. Ahora tenemos el problema añadido de los cupos.

¿Cómo afectó que se establecieran cuotas para regular gran parte de las pesquerías?

Por un lado, sabemos que es bueno porque así se regula y evita la sobrepesca, pero por otro tampoco vemos con sentido muchos de los cupos que hay y los recortes que hacen cuando sabemos que hay pescado en el mar. Vendes sardina durante un mes, ganas dinero, va a buen precio, pero después te la cortan. Esos son problemas añadidos ya que después tienes que sustituir ese pescado por otro.

¿Los compradores deben cumplir algún requisito?

Primero tiene que pedir un número de comprador en la Autoridad Portuaria y luego tiene que solicitar en la asociación que le podamos vender. Nosotros, para estar seguros de que le podemos vender y cobrar, le pedimos un aval según la cantidad de pescado que comercialice.

¿Tuvieron problemas con compradores que no pagaban?

Sí, antiguamente hubo muchos. Por eso establecimos esta medida, como prevención. También hay un seguimiento por si se pasan de ese aval. Por ejemplo, un comprador tiene un crédito de 3.000 euros, pero en Navidad comprando poca cantidad de alguna especie ya se cubre. Estamos todos pendientes, más que nada en estas fechas porque se sobrepasa todo el mundo.

Parece que el tiempo condicionará un poco la Navidad, ¿los productos pueden alcanzar precios más altos?

Las navidades están condicionadas por varios factores. Por el tiempo y por las posibilidades de que los barcos puedan salir a pescar. Después el valor de todos los productos va siempre al alza porque también hay pedidos extras. Hay muchos para Madrid o Barcelona. No todo el pescado queda aquí. Hay mucho movimiento porque también las grandes áreas venden mucho.

A la hora de cantar precios, ¿cómo se guían para partir de una cifra u otra?

Va en función de lo que vendas. Te orientas un poco a raíz del precio por el que salió el día anterior. Por ejemplo, si la merluza fue a diez euros intentas pedir a 14 al día siguiente. En Navidad ya pides a 50, por ejemplo. El besugo ya fue a casi 50 euros el kilo, y aún falta semana y media para las fechas fuertes.

¿Los compradores pujan más por pescado que se capturan en caladeros cercanos u optan por los de otros, como Mauritania?

Suelen tirar por lo de aquí. El pescado de esta zona suele ser mejor que el de fuera. Ahora estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para hacer una marca para el pescado de A Coruña, para que sea más identificable para el comprador de fuera, sobre todo, porque el de aquí ya lo diferencia.

Esta semana se definirán las cuotas para 2020, si se confirman los recortes del 20% en merluza y de hasta el 50% en jurel, ¿cómo afectará?

Los barcos capturarán esos cupos fijados y pararán o se dedicarán a otra cosa. Habrá menos pescado y es algo que nos arrastra a todos. Pero las cuotas son inapelables. También estamos esperando por la reapertura de la cigala, que lleva tres años cerrada, algo que trajo unas consecuencias económicas enormes porque era un producto que se vendía muy bien y en navidades se disparaba.

Empresas emblemáticas como Isidro de la Cal anunció un ERE, ¿la situación actual de la pesca no es la ideal?

Ahora somos demasiada gente y los cupos se redujeron mucho. Llega un momento en el que nos tenemos que adaptar a la situación: habrá menos compradores, menos casas de venta... porque el pescado va a menos. Cuando todos tienen que comer del mismo plato alguno se quedará sin comer.

¿Hay relevo generacional en su profesión?

Yo sí que tengo, pero hay gente que no. También está condicionado porque se le tiene que enseñar y eso lleva su tiempo. Hay factores que echan atrás a la gente, como que hay que madrugar. Nosotros estamos aquí a las cuatro de la mañana. Para encontrar ahora a un buen vendedor tienes que ir haciéndolo tú. Y después que valga para esto, porque hay gente que no vale. En estos momentos es difícil encontrar relevo.