Adrián Ben pertenece a una raza especial de atletas. Lo demostró hace dos años en Doha donde en su presentación a nivel mundial se clasificó de manera impensable para la final. No hizo otra cosa más que exprimirse y ser valiente. Es su forma de hacer las cosas, de competir. Ayer mismo volvió a demostrarlo en su estreno olímpico. Se metió en semifinales y hoy tratará de meter la cabeza en la final olímpica, algo que ningún otro atleta español ha conseguido en toda la historia. Corrió en 1:45.30 para ser tercero en una eliminatoria muy cara que puso en evidencia que esta prueba es una selva complicada donde influyen de manera decisiva las piernas, la cabeza y también la táctica. Y Adrián Ben estuvo ejemplar en ese sentido, convencido de lo que tenía que hacer. Por eso se lanzó en cuanto pudo en busca de la cabeza de la carrera con la intención de evitar una última recta salvaje, con todo el mundo agrupado soltando codazos. Le ayudó que el francés Bosse lanzase la carrera. El de Viveiro se fue tras él con determinación y a los 600 metros habían abierto un pequeño hueco con el grupo de atrás. El gallego atacó en la última curva al francés y luego se preparó para resistir la embestida de todas las fieras que buscaban sus talones. Era el momento de aguantar. Le superaron Amos y Saruni, pero nadie más. Ben finalizó tercero con un crono que jamás un español ha sido capaz de firmar en unos Juegos Olímpicos. Hoy corre la semifinal a partir de las 13:35 horas. Solo dos se meten por puestos y junto a él correrán el canadiense Arop y el americano Murphy que han acreditado marcas inferiores al gallego. La prueba de lo caro que resulta estar a ese nivel. Adrián solo piensa en hacer todo lo posible por estar lo más cerca de su marca de la temporada pero para eso necesita que alguien lance la carrera y el canadiense Arop puede ser una buena ayuda porque no suele taparse nunca.

“Muy, muy, muy contento. Como les decía a mis padres: mínimo dos carreras, máximo tres, así que mañana tenemos otra final, ya estamos recuperando y a ver si lo podemos conseguir”, comentó el gallego.

“La primera serie ha sido rapidísima -señaló-, y lo tenía hablado con el míster (su entrenador, Arturo Martín), no tenía pensado tirar, porque era un suicidio viendo las marcas que se habían hecho”.

La táctica, para Ben, consistía en hacer una buena primera vuelta. “Fui bien colocado, detrás de (el francés Pierre-Ambroise) Bossé, y luego apretar todo lo que se pudiera”.