A Allyson Felix le falta una medalla olímpica para igualar la decena que posee Carl Lewis. Tras pasar con comodidad la primera ronda y la semifinal, mañana le espera una final en la que no parte como favorita pese a sus nueve medallas.

Son sus quintos Juegos desde su debut con 18 años en Atenas 2004. Cumplidos los 35 y ejerciendo de esforzada madre de Cammy desde hace dos, la velocista estadounidense parece recuperada de un parto prematuro y del posterior cuidado del bebé, lo que parecía que le iba a impedir clasificarse para Tokio. “Duermo cuatro horas”, aseguraba antes de los trials.

Felix es la atleta más laureada en unos Juegos. Si le sale bien en los 400 metros, tendrá opción en el relevo largo y superaría al mito Lewis con el undécimo metal. En su currículo como relevista olímpica suma dos títulos en 4x100 y tres en 4x400. Un oro en 200 es su único individual. Pero más allá de su apabullante historia, la deportista de apellido gatuno ha conmovido por su encontronazo en 2019 con Nike, seguido de un parto traumático y una recuperación in extremis para poder estar en Tokio.

Dos años antes y embarazada, la firma de Oregón propuso a Felix renovar su contrato con una rebaja del 70%. La atleta envió entonces una carta al New York Times. “Quise ser atleta profesional y madre, un sueño que de alguna manera fue una pesadilla”, escribió.