Ciertamente el Cementerio de los ingleses, en Arou (Camariñas), da pena. Hablo de recuerdo porque hace tiempo que no he vuelto por allí. Pero me lo confirma quien me razona que bien podrían aprender los súbditos de la británica majestad a honrar a sus muertos, a los guardiamarinas y tripulantes del buque escuela Serpent hundido frente a Camariñas en 1890, con la misma dignidad que los noruegos lo hacen con los suyos. Y todo esto viene a cuento porque esa persona, que por ser mi hermana me merece toda la confianza del mundo, y es además especialista en Historia, me comentó el contraste entre ese camposanto medio abandonado, que más parece un erial, y la sarcófago con flores frescas todos los días del año, quizás por encargo de la embajada de Noruega, que hay en el claustro de la colegiata de Covarrubias (Burgos) donde yacen los restos de la princesa Cristina (1243-1262) venida desde Noruega en el siglo XIII para casarse con Alfonso X el Sabio, pero la travesía fue tan larga y accidentada que cuando llegó el rey castellano ya tenía descendencia de doña Violante de Aragón, y por eso la princesa noruega desposó con el infante don Felipe, hermano del rey. Covarrubias, un sitio más a visitar para aprender.