El bus que viene: otras energías, con nuevos destinos e integrado con bici e intermodal

El estudio que encargará el Concello para elegir a la nueva contratista prevé que se pueda cambiar el mapa de líneas en tres etapas diferentes. El nuevo servicio no estará en marcha al menos hasta 2026

Dos autobuses urbanos, en la avenida de la Marina. |   // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Dos autobuses urbanos, en la avenida de la Marina. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / José Manuel Gutiérrez

El servicio municipal de transporte público que se implantará en A Coruña, con el nuevo contrato que sustituirá al de Tranvías que caduca a finales de este año, tiene como novedades el empleo de energías sostenibles, la ampliación de las rutas para enlazar puntos del municipio no cubiertos por la red actual y la integración con BiciCoruña y con la estación intermodal. El estudio que va a encargar el Concello para definir el nuevo modelo de bus urbano, que tendrá que estar redactado en nueve meses a partir de su adjudicación y costará 498.854 euros, prevé además que el mapa actual de líneas pueda renovarse por completo o parcialmente en tres momentos diferentes: al inicio del contrato en 2025, cinco años después o en 2035.

Aunque el pliego del concurso para la elaboración de este estudio menciona que el nuevo contrato puede entrar en vigor el año que viene, es una fecha de difícil cumplimiento, ya que aunque se adjudicara este mes, no estaría listo antes de febrero de 2025. En ese momento habría que abrir la licitación del contrato, cuya tramitación durará un mínimo de seis meses y durante la que pueden presentarse recursos, lo que sitúa probablemente el inicio del nuevo servicio en 2026.

Según el pliego para contratar a la consultora que definirá el futuro del bus en la ciudad a través del denominado Estudio Técnico Integral sobre el Transporte Público Urbano, la propuesta tendrá que prever las necesidades de movilidad de la ciudad en los próximos 15 años y teniendo en cuenta la puesta en marcha de la estación intermodal y la ampliación de la red de BiciCoruña, ya que pretende que ambas se integren con el servicio que ofrecerán los buses. En el primer caso mediante la combinación de viajes que se podrán realizar con las líneas metropolitanas, mientras que en el segundo se busca que las bicis municipales complementen a los buses y no compitan con ellos, hasta el punto de que se estudiará si podrán admitir bicicletas a bordo.

El estudio también tendrá que analizar el impacto en la red de transporte de los proyectos de peatonalización, reurbanización y ampliación del carril bici previstos por el Concello, además del crecimiento de la ciudad en las áreas de Xuxán, San Pedro de Visma, Fariña Ferreño, As Percebeiras y Parque de Oza. Otros aspectos que se abordarán son el desarrollo del polígono de Vío, la ampliación del Chuac, la entrada en funcionamiento de la Ciudad de las TIC, el paso a manos municipales de los viales de Pocomaco, la expectativa de la urbanización de algunos muelles urbanos y la creación de aparcamientos disuasorios.

La empresa que realice este trabajo tendrá que definir también el ámbito en el que se prestará el servicio en función de la demanda existente, para lo que aprovechará los datos sobre desplazamientos que proporciona la telefonía móvil. De acuerdo con ellos se podrá plantear el diseño de líneas que traspasen los límites del municipio coruñés, como ya ocurre en la actualidad, para lo que se tendrá en cuenta la continuidad urbana con las localidades próximas, el área de influencia del transporte urbano y la información sobre origen y destino de los viajeros foráneos que usan los buses coruñeses.

Sobre el futuro de la red actual de transporte municipal, el estudio deberá investigar cómo mejorarlo en cuanto a paradas, horarios, frecuencias y vehículos, así como en relación con los transbordos y con la cobertura que ofrece ahora en el municipio, con el objetivo además de captar el mayor número posible de usuarios del vehículo privado.

El Concello admite tres escenarios. El primero, que se pueda mantener el mapa de líneas actual con la incorporación de nuevos recorridos hacia barrios o infraestructuras de reciente creación. El segundo, una remodelación parcial de las rutas. La tercera opción sería una reforma integral de la red de buses que se base en la complementariedad entre modos de transporte.

Los autores del estudio podrán plantearse la puesta en marcha de esas actuaciones en cada una de las tres fases temporales que se establecerán, la primera de las cuales es 2025, el supuesto año de inicio del nuevo contrato. La segunda sería 2030 y la tercera en 2035, sin que se especifique cuál será la duración del contrato. El borrador del pliego califica además de “esencial” para la red las cocheras de los buses y obligará a que estudie la posibilidad de conservar las actuales, propiedad de la Compañía de Tranvías, o la búsqueda de otras instalaciones.

A pesar de que el Concello ya dispone de un informe elaborado por una consultora sobre la viabilidad de que el futuro transporte municipal sea público —que revela que sería más costoso pero que permitiría mejores tarifas para los usuarios— el estudio que se contratará ahora incluye una investigación sobre el modo de explotación más adecuado, aunque el propio contrato incluye que la nueva consultora redacte los pliegos para externalizarlo.