La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Cristina Manzano

La ciberguerra no era esto

En esta pelea por el relato en la que estamos, más de uno esbozó una sonrisa al conocer la noticia: Anonymous, el colectivo de hackers reconocido por sus inquietantes máscaras, había irrumpido en la televisión estatal rusa y mostrado imágenes de la guerra en Ucrania. La guerra de verdad, la que el Kremlin se empeña en ocultar a sus conciudadanos.

Desde que Rusia lanzó sus ataques sobre territorio ucraniano, el 24 de febrero, Anonymous declaró la guerra cibernética contra el Gobierno ruso. Por su propia naturaleza, es imposible conocer la amplitud y efectividad de tal declaración. Como lo es saber el alcance real de los ciberataques que llegan de la propia Rusia.

Desde enero, Ucrania se ha visto sometida a un número significativo de hackeos —podrían ser hasta 70, incluidas webs gubernamentales, como las del ministerio de Asuntos Exteriores y el de Educación— pero ninguno de proporciones catastróficas. Las previsiones más pesimistas auguraban que el conflicto bélico iría acompañado de un conflicto cibernético de magnitud equivalente; nada de extrañar, tratándose de un país atacante con la fama de tener el mayor número de hackers del mundo. Y, sin embargo, el tan evocado cíber-Pearl Harbor todavía no se ha producido.

En los últimos días numerosos analistas tratan de entender por qué. Una de las más cualificadas es la estonia Heli Tirmaa-Klaar, directora del Digital Society Institute, en Berlín, quien ha tenido a su cargo, entre otras cosas, la coordinación de la política de ciberseguridad en el Servicio Europeo de Acción Exterior. En el seminario Guerra y Paz, organizado recientemente por Cidob, Tirmaa-Klaar desgranó algunas de las razones que podrían estar detrás de esta contención cibernética.

Podría ser que la coordinación del Ejército convencional ruso con el Ejército tecnológico no sea tan buena como se tiende a creer. Un argumento bastante plausible, viendo como estamos viendo que el todopoderoso sistema militar de Rusia no lo es tanto. Podría ser que Ucrania —que cuenta asimismo con buenas capacidades cibernéticas— y los países occidentales hayan ampliado y mejorado sus sistemas de defensa en los últimos años y, sobre todo, en los últimos meses. Pero podría ser, y esta es la principal conclusión de la experta, que, dado que pretenden invadir el país y están destruyendo todo tipo de infraestructuras ucranianas, no necesiten hacerlo con las tecnológicas al mismo tiempo. Lo que no quiere decir que no lo hagan en el futuro o que no se dirijan contra los países que les están imponiendo sanciones económicas.

Otro interesante argumento es el de la ciberdisuasión: el potencial disruptor de un ataque masivo es tan enorme, y desconocido, que nadie quiere dar el primer paso a la hora de lanzar un ataque a gran escala. Sería el equivalente, en tiempos modernos, al factor nuclear durante la guerra fría.

Un frente que también se libra en las redes y en el que Rusia ha destacado tradicionalmente es el de la desinformación. Y ahí, de nuevo, el impacto no es como cabía esperar. Sí está funcionando en el interior. Con una maquinaria de propaganda al servicio de las mentiras del Kremlin y la prohibición por ley de cualquier información que contradiga la versión oficial, una parte de la sociedad rusa vive inmersa en la negación de la guerra y sus tremendas consecuencias. Un reciente reportaje de The New York Times recogía el dramático testimonio de ucranianos cuyos familiares en Rusia rechazaban la realidad de los bombardeos y el asedio. A ello se sumaría el proyecto de desconexión total de Internet y la creación de una red propia y aislada, que las autoridades rusas llevan preparando desde hace tiempo; otra acción que acabaría llevando al país a tiempos pretéritos.

De momento, sin embargo, la desinformación rusa, que en otras ocasiones ha sido tan desestabilizadora en Occidente, no está logrando traspasar sus fronteras. El cierre de algunas de sus armas principales —RT, Sputnik— ha contribuido a ello. En las redes sociales, da la sensación de que los ejércitos de trolls que habitualmente operan o han sido neutralizados o están a otra cosa. Y la batalla del relato la está ganando, sin duda, el presidente Zelenski y su épica de la resistencia.

Nada de esto puede llevar a la complacencia. Sabemos que Rusia está dispuesta a usar todo lo que esté a su alcance en esta huida hacia no se sabe dónde.

Cristina Manzano es directora de Esglobal

Compartir el artículo

stats