Opinión

Intermitencia artificial

Muchas son las personas preocupadas por la llegada de la inteligencia artificial. Yo no. Como buena amante del cine de ciencia ficción, sueño con un futuro maravilloso, acompañada de un robot con el físico y la voz de Bruce Springsteen en los 80, que me cantará canciones antes de ir a dormir y me hará el amor por las mañanas. Me bajaré una aplicación para poderlo convertir de vez en cuando en Hilary Swank. Si se puede tener todo, yo soy de las que lo quiero todo. ¿Por qué no? Siento que ahora llega lo bueno y que estoy en una buena edad para gozarlo.

Los de mi generación hemos tenido la suerte de crecer en la era analógica y que no haya constancia de ninguna burrada hecha en nuestra adolescencia. Es una fantasía que las redes sociales lleguen cuando las podamos controlar y que la inteligencia artificial nos ayude a vivir más años y a disfrutar de nuestra vejez. Lo único que no me gusta de esta nueva era es la intermitencia con la que se comunican algunas personas. Está muy bien hacer un millón de cosas a la vez siempre que estés sola en tu mundo. Yo puedo escribir un email, mientras oigo la radio y tengo una serie de fondo en mi ordenador.

La vida es mucho más fácil y rápida ahora. El problema viene con las personas que no saben comunicarse de forma fluida. Te mandan un wasap, contestas y empieza una conversación marcada por la intermitencia. Las respuestas pueden llegar en cinco minutos o en cinco horas. Hace tiempo que yo me quité todas las notificaciones de mi teléfono y decidí cuándo era el momento de entrar en Twitter, Instagram o WhatsApp. Tengo claro que la intermitencia no es buena para mí. Me desconcentra.

Cada vez me cuesta más leer un libro o ver una película sin mirar el móvil. Y cuando hablo con alguien, me gusta hablar de forma fluida. Hay personas que ni siquiera se despiden. Y que te pueden contestar tres días más tarde. Personas intermitentes. Acostumbran a ser las mismas que llegan tarde y te mandan un wasap que dice: “Estoy llegando”. Mientras tú piensas: “Sí, estás llegando tarde”. Hay que poner límites a las personas y a las nuevas tecnologías que ya no son tan nuevas.

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