Tú y yo somos tres

“Dejad en paz a Pedro Sánchez, ¡que está a gusto!”

Ferrán Monegal

Ferrán Monegal

Marcaba el cronómetro una hora y ocho minutos de entrevista cuando Ana Rosa Quintana (Telecinco) miró hacia algún lugar indeterminado del plató y exclamó: “¡Ya sé que se tiene que ir, pero yo no tengo la culpa! ¡Está a gusto! ¡Dejadle en paz!”.

Frente a ella, Pedro Sánchez asentía: “¡Yo estoy bien!”. Y Ana Rosa remató ese instante televisivo: “Pues ya está, que le dejen en paz. ¡Es que los suyos me están metiendo prisa!”. O sea, pasada más de una hora, los asesores de Sánchez al parecer reclamaban entre bambalinas que acabase la entrevista. ¡Ah! Fue un momento televisivo ilustrativo: a pesar de que la entrevista fue durita, a pesar de que este encuentro con Ana Rosa fue, en efecto, bien distinto a la alegre y entretenida visita de Sánchez a El intermedio el otro día, la verdad es que después de 60 minutos Sánchez parecía mucho más cómodo, o mucho menos incómodo, de lo que podíamos suponer al principio.

Ha habido incluso golpes compartidos de disfrutable ironía, como cuando Ana Rosa, con retranca, le decía: bueno, a partir del día 23 le quedará al menos el consuelo de seguir de presidente en funciones unos cuantos días. Y Sánchez, también con su retranca a punto, contestó: “Sí, unos cuantos días preparándome para la investidura”. Lo tremendo de esta entrevista ha sido al principio. Cuando estando Sánchez ya sentado en la butaca, de cuerpo presente, han procedido a pasar el retrato audiovisual que el programa había preparado. Son esos dos o tres minutos editados que pretenden ser una semblanza videográfica inmediatamente antes de la entrevista. Ha sido un trabajo concienzudo, y a la vez tremebundo. Decían: “Un lustro con Sánchez haciendo malabares, dando bandazos, intentando disfrazar, cambiando de opinión y con una sociedad que de momento le está dando la espalda”.

Y añadían: Podemos le quitaba el sueño y los metió en el Gobierno; con Bildu no pactaría, y pactó; ha indultado a los independentistas golpistas; ha reducido las penas a los violadores, ¡y ataca la pluralidad de los medios! ¡Ahh! Este arranque no ha sido una semblanza, ha sido una jaula de lucha vale tudo. Ana Rosa iba vestida de blanco impecable, indumentaria neutral, eso sí.

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