La autoprotección de la ciudadanía

Juan Carlos Herrero

Juan Carlos Herrero

En su día quisimos buscar la frase llamativa de “Uso exclusivo de bomberos” para redactar uno de los primeros manuales de formación para opositores a los servicios de prevención y extinción de incendios.

Un tiempo después corregimos esa sentencia, abriéndola con otro manual para educadores en centros escolares: Introducción a la Protección Civil.

Y es que todos los medios e infraestructuras contraincendios que prescriben las normas de edificación, actualmente Código Técnico de la Edificación y sus documentos básicos, deberían ser conocidos y practicados por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Solo algo que se conoce se puede apreciar y, sobre todo, conservar practicable. Nos puede salvar la vida.

Esta sentencia, sin alardear de profecía autocumplida, tiene como referente el Teorema de Thomas: si la situación del cambio climático es percibida y mostrada como real, sus efectos serán reales. Eso ocurrió en Maui, Hawái. Ciñámonos a ese dominio de EE UU, pues California suele llevarse la palma en incendios forestales en el último siglo.

Hace una década Maui fue calificada entre los cinco sitios mejores del mundo para vivir, según The Guardian. Hoy es efímero, siguiendo a Thomas.

Vista desde el aire, su planificación urbana parece dibujar el anzuelo que la mitología hawaiana otorga al semidiós Maui, especie de “J” cuya parte recta sigue la línea de playa, la que el viento aprovechó para arrasar el pueblo.

Un desastre pasa de ser natural a antrópico en cuanto el hombre mete la mano, a saber:

Uno. Modificó la foresta autóctona, incluidas gramíneas como fue el caso la zona periurbana de Maui, técnicamente un acelerante incendiario.

Dos. Falta de previsión en el cálculo de los vientos reinantes, obligado para cualquier desarrollo urbano. Maui está en la falda y pasillo de una cordillera que facilita las corrientes, incluidas las escorrentías en caso de cualquier acción gravitatoria, desde lluvias, lava, nieve y el propio viento, con sus efectos atmosféricos.

Tres. Una falta absoluta de sectorización en planta en el desarrollo urbano, unido a unas condiciones constructivas facilitadoras de la combustión.

Cuatro. La profecía autocumplida, pues si tienes esta escasez innata al menos programa un plan de emergencia y evacuación, dando por hecho que tienes esa infraestructura “Uso exclusivo de bomberos” y que la mayoría de la población desconoce.

Ese es el reto frente al cambio climático: la autoprotección de la ciudadanía, que tantos años llevamos reclamando. De manual.

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