Error del sistema
Leonor y la silla de ruedas
Este artículo no pretender reflexionar sobre el sentido actual de la monarquía ni su supuesta importancia como garante de la Constitución ni, menos aún, sobre lo mucho o poco —o poquísimo— que Leonor representa a la generación Z. Solo se centra en un aspecto formal, prosaico, material, utilitario. ¿Simbólico?
El Congreso se vistió de gala para la jura de la Constitución de la princesa. Se desmontó la tribuna que ocupa la Mesa para, en su lugar, instalar un escenario cubierto con diversos tapices y una gran alfombra. En ese estrado se colocó una treintena de asientos neoclásicos pertenecientes a Patrimonio Nacional. Para acceder a la tribuna, se desplegó la escalera de la Galería del Orden del Día, reservada para las visitas del Jefe de Estado. Se aumentó la capacidad del hemiciclo sustituyendo sus 350 sillones por 600 sillas tapizadas. Al fin, se resaltó la significación del acto, recurriendo a un boato hincado en la tradición. Que la protagonista fuera una mujer muy joven, sonriente y afable, hizo más digerible esa extemporánea combinación de institución y emoción en la que se sustenta la Corona. Un paso más en la construcción de un símbolo.
Días antes, el que fue diputado en ese mismo hemiciclo durante cuatro años, Pablo Echenique, puso el acento en una cuestión que, igual que la jura, tiene mucho de apariencia, de contenido y, aún más, de símbolo: en toda la pasada legislatura, el Congreso fue incapaz de adaptar a su silla de ruedas ni un solo escaño ni el acceso al atril. Se alegó el informe negativo de Patrimonio Nacional y del Ayuntamiento de Madrid. Cermi, la mayor entidad de personas con discapacidad del país, instó a que se eliminaran las barreras de accesibilidad, considerando que el mantenimiento de los obstáculos era una vulneración de la ley. Nada. El Congreso no se tocó… hasta que llegó Leonor.
La petición de Echenique excedía a su propia persona. El Congreso es el lugar donde se representa al pueblo español y ahí se optó por escenificar la discriminación. Prevaleció el valor de un mobiliario a la movilidad de una persona. Lo peor es que donde no se podía, se pudo con la realeza. Y esa decisión habla de nosotros, de cómo entendemos la discapacidad y los privilegios, de quién consideramos merecedor de atención —atenciones— y de quién no. Los símbolos se filtran en la vida. La propia Corona lo es. Leonor ha jurado acatar la Constitución. Ahora le queda al Congreso asumir lo que dicha norma indica en cuanto a atención y amparo de las personas con discapacidad.
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