Un minuto

Ir ligeros de equipaje

José María Echevarría

José María Echevarría

Nada sabía ni había leído de Isaac Bashevis (1902-1991), judío polaco, premio Nobel de Literatura en 1978, hasta encontrarme con el relato corto titulado Visitantes en una noche invernal. En realidad, se trata de un cuento, que viene muy al hilo de los difuntos en este mes de noviembre.

Se describe allí que en una noche llega al hogar de unos parientes la tía Itte Fruma, una anciana que ha renunciado a su casa en favor de un joven matrimonio, y que razona así: “De todos modos, día llegará en que de todo tendremos que prescindir”. El desprendimiento de la anciana, y su velada mención al más allá, me trajo a la cabeza la conocida sentencia de Antonio Machado “voy ligero de equipaje”, premonitorio aviso de que nada material, que muchos ambicionan alocadamente, podremos llevarnos a la otra vida. Pasa el tiempo y termina el cuento con la muerte de la vieja, y con el sabio epílogo del padre de la familia que dice: “–Renunció a una casa en Tomashov y se construyó una mansión en el Paraíso”.

Cuando uno de los hijos pequeños pregunta si podrán ir a visitarla algún día, porque la anciana se ha hecho querer, el padre sentencia: “–¿Quién sabe? Si lo merecemos sí”.