360 grados

Kissinger, criminal de guerra

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

El fallecido ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger fue, pese a los elogios póstumos de sus corifeos mediáticos, un criminal de guerra de la peor clase: los que actúan en secreto desde los despachos del poder.

Muchos medios internacionales, sobre todo los de aquel país, han tratado de minimizar o relativizar ese aspecto de su trayectoria política para presentarle sobre todo como un genio en política exterior.

Como un hombre que aconsejó a presidentes, a políticos y diplomáticos, logró la apertura a China de los Estados Unidos de Richard Nixon y negoció la salida del Vietnam, lo que le valió el Nobel de la Paz, para vergüenza de esa institución.

Otros medios han recordado más frívolamente su afición a los focos y al espectáculo, su papel de playboy frecuentemente acompañado de famosas y bellas actrices.

Pero hay excepciones a ese coro de elogios y una de ellas es la de Norman Salomon, director ejecutivo del Institute for Public Accuracy de EEUU, y autor de un libro que denuncia el ocultamiento por EEUU de los millones de víctimas de su maquinaria bélica (1).

En un artículo publicado por el portal independiente estadounidense Truthout, critica, por ejemplo, cómo el diario The New York Times, a la vez que destaca su papel en la salida de EEUU de Vietnam, calla el desarrollado allí por Kissinger durante los cuatro años anteriores.

Según un informe de la Facultad de Medicina de Harvard y de la Universidad de Washington, “incluso sin contar a quienes fallecieron a consecuencia de las enfermedades, del hambre o de la falta de atención médica, son al menos 3.8 millones de vietnamitas los muertos en aquella guerra.

Y aproximadamente dos millones de ellos eran civiles, explica el historiador estadounidense Nick Turse, quien, haciendo una extrapolación conservadora, calcula en unos 5.3 millones los civiles heridos en esa guerra.

A lo que se suman cerca de doce millones de vietnamitas expulsados de sus hogares y cerca también de cinco millones que sufrieron los efectos del tristemente famoso herbicida Agente Naranja; entre 800.000 y 1.3 millones de huérfanos de guerra y un millón de viudas.

Kissinger tuvo también un papel fundamental en el bombardeo norteamericano de Laos, cuyas víctimas fueron sobre todo aldeanos que ni siquiera sabían dónde estaba EEUU, así como en el bombardeo secreto e ilegal de un país neutral como Camboya.

Y ¿cómo olvidar el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente Salvador Allende, directamente alentado por Kissinger con el inestimable apoyo de la CIA?

Kissinger continuó como secretario de Estado durante la presidencia del republicano Gerald Ford y dio luz verde a la invasión por Indonesia de Timor Oriental, que resultó en su brutal ocupación durante treinta y un años por la dictadura de Suharto.

EEUU apoyó a aquel brutal militar indonesio, que había derrocado al nacionalista Sukarno, con el suministro incesante de armas, que costaron también la vida a cientos de ciudadanos de Timor Este y de Papúa occidental.

Pero ello permitió a cambio a la multinacional estadounidense Freeport McMoRan proseguir allí sus actividades mineras y sus abusos medioambientales. Como recompensa, Kissinger obtendría un puesto en su consejo de dirección. ¡Efectivamente, todo un Nobel de la Paz!

(1) War Made Invisible: How America Hides the Human Toll of Its Military Machine. Ed. The New Press.