Ver, oír y gritar

Cuando el gato gobierna al ratón…

Marc Llorente

Marc Llorente

Lo de Milei en Argentina es un ejemplo perfecto de lo que pasa cuando el ratón vota al gato y de lo que puede ocurrir si la ultraderecha se pone al frente en cualquier lugar. Cuenta con representación parlamentaria en 22 países de la Unión Europea, en cinco de los cuales forma parte del gobierno. En España se ve de algún modo en las comunidades autónomas donde gobiernan el PP y Vox, y la calidad de la democracia no tiene calidad en favor de una visión autoritaria como movimiento totalmente conservador. Una clara amenaza al sistema de convivencia democrática con la estrategia constante de la provocación y el objetivo de dar la batalla cultural a la izquierda, que en su derecho están si no fuese por sus actitudes inadmisibles.

Milei entra en la cacharrería y lo pone todo patas arriba. Intenta desactivar el Congreso y devaluar las manifestaciones de los sindicatos y las organizaciones sociales. Declara la “emergencia pública” hasta finales de 2025, prorrogable por otros dos años, para asumir amplias potestades legislativas con sus superpoderes. Privatizar decenas de empresas públicas y otras arbitrariedades que siempre perjudican a muchos pobres ratones que aplauden al gato feroz.

Las posiciones extremistas de este individuo van incluso más lejos de lo que se veía inicialmente. Modifica el Código Civil que se debatió en el marco de la pluralidad ahora seriamente dañado. Desnaturaliza el espíritu constitucional y habilita la financiación privada ilimitada de partidos políticos. Unos se verán beneficiados y otros, los menos pudientes, saldrán perjudicados.

La desregularización total de la economía será aprovechada por empresas líderes para llenarse los bolsillos con la subida de precios. Así es su grupo La Libertad Avanza. Los tribunales se pueden ver influidos por el gabinete ultra, de tal manera que este hombre quiere manejarlo todo. Borra el papel regulador del Estado, en favor de los grandes negocios y de la banca, y humilla a los hogares más humildes. Le hayan votado o no. El plan de privatizaciones pone el control y los beneficios en manos de unos cuantos.

El insaciable ejemplar gatuno va más lejos aún con sus proyectos que pretenden golpear la cultura. Quiere cerrar instituciones públicas para dar “libertad a los argentinos”, en perjuicio del teatro en un país que está a la vanguardia de la creación escénica. Las artes, las bibliotecas populares y otras cuestiones se verán salpicadas por el aluvión de medidas ultraliberales. Y qué me dicen de la derogación de la ley de defensa de la actividad librera…

Quiere llevar al extremo la flexibilización laboral, bajar los costes laborales a fin de que, supuestamente, haya más empleo. Basura si acaso. En esta dirección, otro de los dogmas de fe del catecismo consiste en que reducir impuestos a la riqueza significa volcarse en la inversión. Toda esta situación recuerda a la última dictadura militar que allí hubo desde 1976 hasta 1983.

Este programa ha producido cacerolazos, cortes de calle o marchas junto a una convocatoria de paro nacional para el próximo día 24. Acoso policial y amenazas de arresto. Ante esta drástica forma de actuar, la tensión social podría ir en aumento si no se controlan la inflación, los precios, la subida del desempleo y el avance autoritario en el que galopa Milei con su motosierra, dispuesto a sacar de la crisis a su país o a hundir más la economía y a la sociedad en todos los aspectos.

Los recortes salvajes, la deriva autoritaria y el capitalismo puro y duro no componen el mejor paquete de reformas en cuanto a gobernabilidad se refiere. ¿En esto consiste la eficiencia económica, mejorar la calidad de los servicios o la gestión de empresas? ¿Es saludable otorgar al presidente una importante concentración de poder? ¿Es de recibo reformar el sistema electoral para diluir la democracia y eludir el control de la Cámara de Diputados? En conjunto, se trata de aliviar a los más ricos, a la “gente de bien”, en medio de uno de los ajustes más desorbitados. Muchos trabajadores y pensionistas, los ratones de esa no inventada fábula, lo tienen claro. Deberían haberlo pensado antes.

La serie de cosas evidencia la necesidad de frenar a algunos, y por ello no resulta nada extraño que Sánchez haya hecho lo que corresponde legalmente para que sea así. El año nuevo inicia su andadura con incertidumbres y actitudes violentas, pero esperemos que los roscones de Reyes deparen gratas sorpresas. Que la lotería del Niño reparta suerte y que los Magos de Oriente sigan obsequiando medidas sociales y transformaciones positivas que reduzcan el ruido. Y ya saben que cuando el gato gobierna al ratón…

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