Un minuto

Rescatado del olvido

José María Echevarría

José María Echevarría

No sólo de cunetas y fosas olvidadas recuperamos restos que, trágicamente, nos pueden ser familiares. Esta vez ha sido la noticia de la publicación del libro titulado Elena y sus amigos, que trata de la vida de Elena Fortún, seudónimo de Encarnación Aragoneses (Madrid, 1867-1952), autora de las aventuras de Celia y su hermano Cuchifritín. Este hecho me ha traslado a los veranos de los años cuarenta y bastantes, estíos pasados con mi hermana Lita y tía Esperanza en Valdecubas, una finca próxima a Toledo, donde mi hermana se pasaba ratos y más ratos leyendo los libros de Celia, mientras que yo, más crío, me entretenía con unos tebeos cuyo personaje era Cantinflas, del que me aprendí una birriosa estrofa que yo repetía machaconamente hasta que me hacían callar: “¡Gran califa, del colchón, o de la almohada, perdón!; al entrar en tu recinto, tuve la gran preocupación, de apretarme bien el cinto, pues se me cae el pantalón”. Ahora entiendo que debía ser cargante oír una y otra vez semejante ripio, así como escucharme repetir el nombre de Cuchifritín, el hermano de Celia, mote que me cayó en gracia, y que también se me pegó, en aquellos meses en los que dormir la siesta en los tórridos veranos toledanos era como un castigo, y que ahora rescato del baúl de los recuerdos gracias a Elena Fortún.

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