Opinión | LA PELOTA NO SE MANCHA

Un Deportivo para hacer sudokus

1-1 | Deportivo - Sabadell

1-1 | Deportivo - Sabadell / Carlos Pardellas

El Dépor hizo un viaje al pasado. Por las que falló, por la impotencia en su juego cuando alguien le pone de verdad contra las cuerdas, por los galimatías tácticos, por la mala suerte. Imanol Idiakez, en la grada, hizo unos cuantos sudokus en la segunda parte. Y no le salió ninguno. 4-2-3-1. 3-4-3. 4-2-4. Hubo momentos en los que jugadores se pisaban, chocaban, estaban fuera de sitio, desaprovechados... ¿Para qué vino Luis Quintero después de volver a confinar a Davo a la derecha? ¿Para qué sirve acumular jugadores cuando alejas a otros de donde hacen daño como Mella? ¿Quién abría el campo en los últimos minutos? Lo único que le funcionó fue un balón tendido (a la olla) de un pivote que acabó ganando una de las dos boyas que tenía entonces el Dépor en el campo. Una fórmula más vieja que Riazor. Eso sí, Barbero es un 9 de verdad, un tesoro en situaciones extremas. Óscar Cano, protagonista pernicioso de la previa, hizo de entrenador y, claro, que tuvo cierta flor, pero fue mucho más. Ganó la batalla táctica. Eso nunca le falló, tampoco en A Coruña. El Sabadell supo buscarle las cosquillas al Dépor y tuvo ese toque de fortuna que necesita cualquier equipo. Le enseñó, además, el camino a los que vienen por detrás, aunque también hay que saber hacerlo.

Ese tanto le sirvió al Dépor para mantenerse invicto, para que el golpe fuese menos y para conservar el liderato. Las dos últimas semanas son una cura de humildad, de realidad. Muchas lecciones. No se paseará. Ya lo sabía. Debe buscar soluciones tácticas y plan B, más allá de los cuatro de arriba. Si no lo había captado, ya se lo han espetado. Debe aprovechar, además, el banquillo y lo que ha fichado. Sin olvidar que hay fórmulas que no funcionan, aunque insista e insista. Por ejemplo, Davo en la derecha. Eso sí, el origen del traspiés ante el Sabadell, más allá de la ausencia de fortuna, viene del atasco del Dépor en la salida de balón. Hay males que se manifiestan más o menos, que se disimulan potenciando otras virtudes, pero que nunca desaparecen del todo.