Primera RFEF

1-1 | Barbero salva un punto y el liderato para el Deportivo

El ariete puso el empate en los minutos finales tras un encuentro con demasiadas imprecisiones

El equipo coruñés se mantiene en cabeza pese a no ganar

Barça B y Nàstic se ponen a un punto

Xane Silveira

Xane Silveira

La corona de la categoría pesa y el Deportivo no supo estar a la altura ante un Sabadell que firmó un excelente primer tiempo y sobrevivió con sudor y fortuna los esfuerzos de un cuadro coruñés que acabó desdibujado, desesperado e incapaz de generar una última buena ocasión. Los blanquiazules empataron en una tarde gris en la que lo que no le salieron las cosas en ningún momento e Idiakez no supo acertar desde la grada. Solo un testarazo de Barbero en los minutos finales permitió a los locales salvar un punto y mantener el liderato. Ahora,con un solo punto de ventaja sobre el Nàstic, que también empató, y el Barça B, que no cede. La Ponferradina, que juega el domingo, podría empatar.

El reencuentro con Óscar Cano se hizo notar minutos antes del silbato inicial tras un recibimiento hostil de Riazor. No obstante, donde más se notó, fue sobre el césped, donde su pizarra superó a la de su homólogo vasco. Su Sabadell saltó al templo coruñés sin atender al ruido que rodeaba el encuentro. Alternando una presión a los segundos pases coruñeses y un repliegue solidario y efectivo, torpedearon el juego de un Dépor que no se encontró nada cómodo con el balón. Pablo Vázquez y Martínez combinaban entre sí, con el apoyo de José Ángel, casi siempre libres para decidir, pero sin huecos por donde filtrar el cuero. No había hueco por dentro y los de Idiakez acumularon una pérdida tras otra. Demasiada prisa por encontrar el primer gol, plasmando la carencia de un doble pivote muy trabajador, pero poco imaginativo.

Los arlequinados, vestidos de negro, dieron el primer susto del partido tras un potente disparo de Domènech que entre Parreño y el palo consiguieron despejar. El Dépor, por su parte, tardó mucho más en acercarse al área de Ortolá. Lucas registró el primer disparo a los 15 minutos tras la primera acción de peligro de Mella. Los dos diablos de las bandas estaban tapados y pocas veces podían correr hacia adelante. Tanto el de Espasande como el canario tenían siempre una doble marca pegajosa.

Fue Yeremay el primero en dar un paso al frente en un Deportivo atascado, incómodo e impreciso. Probó un primer disparo pasada la media hora de juego que se fue desviado y poco después probó a Ortolá con un zurdazo que despejó el cancerbero. El canario se gustaba y no tardó en sacarle una amarilla a Astals, extremo diestro que ayudaba una y otra vez a Jordi Calavera con la vigilancia del isleño.

Corrían los minutos y Riazor se impacientaba. El Sabadell estaba cómodo, se imponía en los lances individuales, no dejaba girar a Barbero, objetivo de muchas salidas de balón coruñesas que no encontraban soluciones ni a ras de césped ni por arriba. Y en el minuto 42, Pau Resta castigó una desatención a balón parado. José Ángel marcaba al objetivo, pero por el camino se quedó atrapado con otro rival. El 5 del Sabadell corrió al borde del área pequeña totalmente solo. Domènech conectó un centro perfecto y su testarazo superó a Barbero. 0-1 en Riazor.

El shock duró poco y Lucas estuvo a punto de poner el empate ya en el descuento. Tras su enésimo regate, Yeremay cedió un pase atrás que el de Monelos cazó con dificultad con la pierna diestra y se fue rozando el larguero.

Idiakez sorprendió tras el descanso con un cambio de esquema. Jaime sustituyó a Balenziaga y el Dépor pasó a jugar 3-4-3, con tres centrales, Mella y Ximo en las bandas y Yeremay y Lucas como mediapuntas, el canario ocupando la derecha y Lucas la izquierda. Sin balón, el equipo replegaba igualmente 4-4-2 para mantener los emparejamientos con el rival.

El paso por el vestuario sentó bien a un Deportivo que generó varias ocasiones aprovechando el impulso del reinicio del juego. Primero Villares, tras una jugada individual magnífica, tiró de puntera en un mano a mano que venció Ortolà. Poco después, Yeremay se topó con un defensor y tras el rebote Pablo Vázquez cabeceó un centro lateral al que no pudo imprimir potencia. No fue suficiente.

Idiakez cambió de esquema y Mella pasó a ser carrilero izquierdo en un 3-4-3

En el fútbol moderno, plagado de estudio y trabajo, el espacio se ha convertido en la pepita de oro particular. Bajo esa premisa el Sabadell cerró todas las puertas posibles que los coruñeses trataban de abrir. Por eso, pensó Idiakez, Lucas y Yeremay tenían que explotar los lados de los mediocentros rivales y Ximo y Mella hacer amplio el campo para permitir su aparición. Sin embargo, el acordeón catalán no cedía en su acompasada y perfecta puesta en escena. Cuando no era un pie bien colocado, era un pequeño golpe de fortuna para romper las ilusiones deportivistas.

Cuando no hay espacios, hay que crearlos, y el mejor mago para hacerlo es Yeremay. Un giro suyo provocó que Abde se pasase de revoluciones y derribase al canario en el área. Sánchez Sánchez no lo dudó y señaló el punto de penalti. Sin embargo, no era el día. Cuando hasta la suerte da la espalda, poco hay que discutir. Lucas Pérez, infalible desde los once metros, se resbaló antes de golpear. Su disparo se fue por encima del larguero.

Como sucedió en Sestao, el último pinchazo local, Idiakez acumuló un atacante tras otro, hasta que desnaturalizó al equipo, roto y sin ideas, con jugadores pisándose y sin conseguir acercar la pelota con peligro real. Entró Davo, desastroso; Hugo, que aportó cierta claridad; y Alcaina, que liberó a Barbero de miradas para lograr el empate. Un centro de Rama que parecía demasiado largo sirvió para obrar el milagro cuando parecía que el partido terminaría con victoria visitante. Barbero creyó más que nadie en un envío que parecía muy largo. Se relajaron los centrales y el de Roquetas la mandó para dentro.

No tuvo más el cuadro de Idiakez, que desperdició el tiempo de descuento. Sánchez Sánchez pitó el final tras una caída de Iano en el área que pedía penalti. Nada en un empate que sirve para mantener el liderato, ahora más ajustado, y volver a pisar tierra tras dos meses casi perfectos.