Opinión | LA PELOTA NO SE MANCHA

Que no se lesione nadie y menos el ‘10’ del Deportivo

Rayo Majadahonda - Deportivo

Rayo Majadahonda - Deportivo / LOF

Faltaba el gol y la clarividencia de Lucas, se echaba de menos a David Mella subido a su moto. Pero ahí estaba la clase de Yeremay. Agua para la sed deportivista, calma ante los miedos. Es de seda. Como sus dos recortes. Uno para forzar un penalti, el otro para sentar a su defensa. Como sus dos toques. Uno para que la pelota volase a cámara lenta en el penalti, el otro para mandar un pase a la red con la zurda. Manos a la cabeza, sonrisas que iluminan la cara. Es un genio y el salvador del Dépor en una tarde de luces justas en la que él lo iluminó todo. Sale el equipo de Idiakez líder de Majadahonda y el botín del fin de semana puede realzar el triunfo. Ahora a disfrutar y a esperar con los pies encima de la mesa. Poco quedará en la memoria blanquiazul de un duelo oscuro, funcionarial, salvo las dos obras de arte del canario. Eso pocos lo olvidarán. Ni los 1.300 de Majadahonda ni los que estaban ante la televisión ni los que acaben viendo sus genialidades en los próximos días. Un tesoro y de Abegondo.

El partido trajo una victoria justa del Dépor cimentada en una soberbia actuación individual. Si el Dépor quería probarse sin dos de sus jugadores franquicia, tendrá que esperar a la siguiente oportunidad. Ojalá que ni se le presente. A pesar de lo voluntarioso que fue el Rayo y de algún regalo de Parreño, no tuvo rival. Pasitos de Davo, pasitos de Hugo Rama. Pero necesitan otro termómetro. La diferencia entre el líder y el colista se notó incluso en un día de más grises que claros para todos menos para uno. Para el 10. Que no se lesione él, que no se lesione ninguno de los de arriba. Fue una tarde de reivindicaciones, pero una ausencia también sirve para remarcar diferencias.

El Dépor encara la recta final y que el resto le aguante el ritmo. La idea es sacarlos de rueda. No será sencillo. Peor estaba en enero, a 10 puntos del líder, y ahora el camino aparece soleado, despejado. A pesar de los nervios, del fatalismo y de llevar la historia en la mochila, que a nadie se le olvide disfrutar. Ha costado una barbaridad.

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