Opinión | EDITORIAL

Defender la pesca es defender A Coruña

Después de varios intentos a lo largo de las dos últimas décadas, parece que en esta ocasión sí se producirá la apertura de los muelles a la ciudad. La implicación de las tres administraciones y de todos los entes afectados es la mejor señal de que, de una vez, el suelo portuario que se ha quedado sin uso pasará a ser para disfrute de los ciudadanos.

Hasta el momento, se han producido iniciativas parciales, como las exposiciones organizadas por la Fundación Marta Ortega Pérez, con aprovechamiento arquitectónico incluido de las estructuras industriales, o la realización de conciertos en los muelles de Batería y Calvo Sotelo. Sin embargo, estas iniciativas, a pesar de ser importantes, no dejan de ser una pequeña muestra de lo que se puede hacer en los más de 600.000 metros cuadrados que quedarán sin uso.

Aún así, una parte de la actividad comercial se tendrá que mantener en el puerto interior y la Autoridad Portuaria ha encargado esta misma semana un estudio estratégico para determinar el futuro de punta Langosteira y la definición de infraestructuras necesarias para potenciar las actividades en los muelles del centro de la ciudad.

Y, en este sentido, se apunta a tres líneas de negocio que no se irán fuera de la ciudad: los cruceros, la náutica deportiva y la pesca. Precisamente, el sector pesquero está muy presente en el debate del futuro de los terrenos portuarios, y ya hay quien apunta que lo más lógico sería el traslado de la lonja y la industria paralela a la zona de San Diego, donde se ubica la dársena pesquera. Sin embargo, esta posibilidad no parece muy factible, ya que el terreno disponible ahora mismo, en aquel entorno, no es suficiente para la reubicación de todas las naves e instalaciones que mueve el sector.

Los profesionales hablan de la necesidad de medir con mucho cuidado los pasos que se den, ya que hay que evitar provocar daños en una industria que fue durante décadas fundamental para la ciudad, pero que, ahora mismo, no es la más idónea. La marcha del cerco al Cantábrico ha llevado a la lonja coruñesa a su nivel de capturas más bajo en dos décadas.

En opinión del presidente de la Lonja de A Coruña y gerente de Pescagalicia, Juan Carlos Corrás, se está notando mucho el cambio de temperatura de las aguas, que está provocando que los barcos tengan que perseguir los bancos de especies como el boquerón, que se han ido hacia el este. Esto provoca que de los 50 o 60 buques que habitualmente operaban en A Coruña, este año hayan sido cuatro o cinco que han dejado 6.000 toneladas de producto, un 28% menos, el peor resultado desde 2003.

Otro aspecto que está influyendo en esta preocupante situación, en opinión del presidente de la Asociación de Minoristas del Puerto de A Coruña, Armando López, son las brutales restricciones que la Unión Europea está imponiendo a la flota, que incluyen vetos en zonas tradicionales de la pesca de fondo que resultan tremendos para los buques.

Estamos hablando de la que fue la lonja de pesca fresca más importante de España y, por lo tanto, de Europa, tanto por cantidad de pescado como por el valor de las ventas del producto que se subastaba en A Coruña.

Por ello, es preciso que se aproveche este período de reflexión que se va a abrir para determinar cuál será el futuro de la fachada marítima de la ciudad, para buscar también el modo de favorecer la recuperación del sector pesquero, tan fundamental para la economía de una ciudad como A Coruña. No nos podemos permitir el lujo de ver cómo se nos gripa otro de los motores económicos históricos de nuestra ciudad.