Anillo linfático de Waldeyer: así es la primera línea defensiva del cuerpo humano

El sistema inmunitario defiende nuestro cuerpo contra sustancias que considera dañinas. El Anillo linfático de Waldeyer es una parte importante del mismo.

El anillo linfático de Waldeyer es una parte esencial de nuestro sistema inmune

El anillo linfático de Waldeyer es una parte esencial de nuestro sistema inmune

Desde que nacemos, vivimos en contacto constante con virus, bacterias y todo tipo de gérmenes. Y no es malo, porque nos ayuda a desarrollar el sistema inmunitario.

  • Cuando entramos en contacto con microorganismos, el cuerpo humano los identifica, y genera defensas contra ellos.

Nuestro sistema inmune tiene varias formas de prevenir y combatir las infecciones. Una de las primeras líneas defensivas es conocida como 'anillo linfático de Waldeyer' y es clave para nuestra salud.

¿Qué es el anillo linfático de Waldeyer?

Como explica la doctora Julia Sanjosé Torices, especialista en otorrinolaringología y presidenta de la comisión de ORL General de la SEORL-CCC.:

  • “El anillo de Waldeyer es un término anatómico que hace referencia a diferentes grupos de tejido linfático que se encuentran situados en la naso-orofaringe, es decir, alrededor de la nariz y boca, y que forman una especie anillo. De ahí su nombre”,

Está compuesto por:

  • Amígdalas palatinas, “las que vemos cuando abrimos la boca, están al inicio de la garganta”
  • Amígdalas faríngeas o adenoides, “se encuentra situada en la rinofaringe, cerca del orificio interno de las fosas nasales, por encima de la campanilla”
  • Amígdalas linguales, “tejido linfático situado en la base de la lengua”
  • Tejido linfático difuso distribuido por todo el revestimiento mucoso de la faringe.

Estas estructuras de tejido linfático forman el Anillo de Waldeyer, que descrito por primera vez a finales del siglo XIX por el médico alemán Heinrich Wilhelm Gottfried Waldeyer, quien le dio nombre.

Anatomía del anillo linfático de Waldeyer

Anatomía del anillo linfático de Waldeyer

¿Cuál es su función?

El anillo amigdalino es una parte muy importante de nuestro extenso sistema inmune, y posee una función esencial: constituye la primera línea de defensa de nuestro cuerpo frente a agentes externos que penetran a través de la boca o nariz.

Las amígdalas que lo componen se encargan de detectar y combatir microbios, infecciones o cualquier antígeno:

  • “La importancia del anillo de Waldeyer como primera línea defensiva es que no solo reconoce los elementos extraños, sino que reacciona contra ellos y activa la respuesta inmune, estimulando la producción de anticuerpos ” indica la doctora Sanjosé.

¿El tamaño de las amígdalas influye en nuestra salud? ¿Puede llegar a ser un problema?

“Se puede decir que el sistema inmunológico regula el equilibrio de nuestro organismo, y las amígdalas son una parte esencial del mismo” insiste la doctora Julia Sanjosé.

Sin embargo, un aspecto clave en el buen funcionamiento de las mismas es el tamaño. Tener las amígdalas palatinas más grandes no significa que sean más eficaces, al contrario, pueden llegar a ser molestas.

Tener las amígdalas palatinas más grandes no significa que sean más eficaces

Tener las amígdalas palatinas más grandes no significa que sean más eficaces

Las amígdalas cambian de tamaño a lo largo de nuestra vida. Durante la infancia están muy activas, identificando antígenos y bacterias, de forma que las vegetaciones alcanzan su mayor tamaño a los 4 años y las palatinas comienzan a reducirse a partir de los 10 años de edad.

“En los adultos las amígdalas son funcionales, pero disminuyen su actividad y también su tamaño. Sin embargo, pueden convertirse en un problema si detectamos”:

  • Crecimiento excesivo. “Si las amígdalas sufren hipertrofia pueden provocar problemas severos de obstrucción. En el caso de la amígdala faríngea, aparecen lo que llamamos vegetaciones. Esta situación también puede darse en las amígdalas palatinas”.
  • Tener muchas infecciones. “Cuando se dan muchas amigdalitis de repetición o derivan en algo más grave, como flemones”

En estos casos, cuando las amígdalas suponen más problemas que beneficios, hay que extirparlas, explica Sanjosé.

La importancia de cuidar la salud de nuestra cavidad oral

Cuidar nuestra boca es esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo y sistema inmunológico, porque la cavidad oral no es un sistema aislado sino que supone la puerta de entrada a nuestro cuerpo.

  • Es muy importante prestar atención a nuestra cavidad oral, ya que cuando se dan infecciones en esta zona, altera de forma muy significativa la flora bacteriana que hay en nuestro cuerpo” asegura la doctora.

Si se rompe el equilibrio de la flora saprófita de nuestra boca, podemos tener problemas en cualquier otra parte de nuestro organismo.

Por eso, la doctora Julia Sanjosé aconseja evitar los factores que alteren la microbiota oral:

  • Una de las cosas que más dañan nuestra salud oral son los colutorios con antisépticos. Por ejemplo, los que contienen ingredientes como la clorhexidina, que son la mayoría. Estos enjuagues bucales atacan las bacterias de nuestra boca alterando el equilibrio natural”.

Por lo tanto, su uso debería estar supeditado a la recomendación de un dentista, y no ser utilizado de forma habitual en nuestra rutina diaria.

  • “La higiene bucal es muy importante, pero con el cepillado y uso de seda dental es más que suficiente” insiste la doctora.

Algunos consejos para cuidar nuestro sistema inmune

La mejor forma de cuidar nuestro sistema inmunológico es tener una vida saludable. Mantener buenos hábitos alimentarios y mantener una actividad física adecuada.

Sin embargo, la doctora Sanjosé resalta un aspecto esencial para el cuidado de nuestras defensas que no suele recibir la atención necesaria:

  • El sueño es un factor fundamental para el correcto funcionamiento de nuestras defensas. Si no tenemos una buena calidad de sueño, nuestro sistema inmune no es operativo, y seremos más vulnerables frente infecciones

De hecho, hay estudios que confirman que un descanso adecuado mejora el sistema inmune, y la falta de sueño puede por ejemplo, afectar la efectividad de las vacunas al disminuir la producción de anticuerpos.

Por eso, "tan importante como tomar un analgésico para el dolor o un medicamento para bajar la fiebre es mantener el tiempo de reposo que requiera el tratamiento de la infección".