El Papa hizo esta manifestación ante unas 40.000 personas que asistieron en la plaza de Vaticano al Regina Coeli, el rezo que sustituye al Ángelus en el tiempo de Pascua.

El Pontífice recordó que hoy se celebra Pentecostés, evento que supone -dijo- "el bautismo de la Iglesia que emprende su misión universal, comenzando por las calles de Jerusalén, con la prodigiosa predicación en las diferentes lenguas de la humanidad".

El Obispo de Roma señaló que en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el próximo mes de julio en Sydney (Australia) ha propuesto a los jóvenes que vuelvan a descubrir la presencia del Espíritu Santo en sus vidas.

"Hoy deseo extender esa invitación a todos: descubramos la belleza de estar bautizado en el Espíritu Santo, tomemos conciencia de nuestra Bautismo y nuestra Confirmación, manantiales de gracia siempre actual", dijo el Papa, que concluyó invocando "un renovado Pentecostés, que infunda a todo, especialmente a los jóvenes, la alegría de vivir y testimoniar el Evangelio".

Antes del Regina Coeli, el Papa ofició en la basílica de San Pedro la solemne misa de Pentecostés, en la que dijo que la Iglesia Católica "no es una federación de Iglesias, sino una realidad única".

Benedicto XVI manifestó que en Pentecostés la Iglesia es constituida no por voluntad humana, sino por la fuerza del Espíritu de Dios y que desde su nacimiento la Iglesia es católica, es decir universal.

"Ella habla desde el comienzo todos los idiomas, ya que el Evangelio que le fue entregado está destinado a todos los pueblos.

La Iglesia que nace en Pentecostés no es una comunidad particular (la de Jerusalén), sino la universal que habla las lenguas de todos los pueblos", manifestó el Papa.

Benedicto XVI agregó que de ella nacieron otras comunidades en todas las partes del mundo, pero precisó que son "todas y siempre actuaciones de la única y sola Iglesia de Cristo".

"La Iglesia Católica no es por lo tanto una federación de Iglesia, sino una única realidad. La prioridad ontológica corresponde a la Iglesia Universal. Una comunidad que no fuese en este sentido católica no sería ni siquiera Iglesia", afirmó el Papa.

Concluido el Regina Coeli, Benedicto XVI hizo un llamamiento a la pacificación del Líbano tras la crisis desatada en los últimos días.

El Papa abogó por "el diálogo y la mutua comprensión", para que acabe, dijo, "la lógica de la contraposición agresiva que está llevando al querido país hacia lo irreparable".

El Pontífice denunció la violencia de los últimos días que se ha cobrado numerosos muertos y manifestó que aunque la tensión se ha rebajado, considera "un deber" exhortar a los libaneses "a abandonar la lógica de la contraposición agresiva" y a recupera el camino del diálogo.

Benedicto XVI agregó que sólo el "diálogo, la mutua comprensión y la búsqueda del razonado compromiso son el único camino que puede devolver al Líbano sus instituciones y a la población la seguridad necesaria para una vida diaria digna y llena de esperanza en el mañana".