"Se vende carro de vacas tradicional gallego, ideal para decorar fincas o espacios de aspecto autóctono. Es un antiguo elemento de labranza con todos los componentes recién restaurados de forma original: tentemonzo, cancil, estadullos, freno de loureiro, canga, apeladoiras y ruedas de hierro. Año de fabricación: 1962. Precio de salida: 650 euros, IVA incluido". El catálogo de ventas online tanto de las míticas casas de subastas nacionales Ansorena, Castellana o Durán como de portales comerciales virtuales nacidos en la era internet, tipo Ebay o Mundoanuncio, ofrecen una amplia gama de artículos históricos y etnográficos de Galicia que, por su valor, antigüedad y carga simbólica, son carne de vitrina de museo.

Desde aperos de labranza, como arados con más de cincuenta años de vida, hasta artesas (mueble típico de la cocina gallega para elaborar el pan), potes, sellas, orfebrería, cerámica, manuscritos, pintura, monedas, medallas, tapices, trajes regionales e incluso hórreos, "con traslado incluido al destino solicitado con las piezas numeradas para conservar su valor y forma original". A golpe de clic y Visa, cualquier ciudadano del mundo puede adquirir "un cabazo tradicional gallego" para ambientar su hogar o finca con un toque rústico y enxebre. En las webs, un mantón de gala bordado a mano, utilizado por las mujeres gallegas que abandonaban por un día su traje de faena para celebrar una fecha señalada, o una prenda antigua hecha de encaje, comparten pantalla con alfombras persas, cámaras de fotos de segunda mano, móviles de última generación a buen precio y un sinfín de gangas que ocupan los bazares online. La descripción del producto la realiza su propietario, dispuesto a deshacerse de los bienes por venta directa o vía subasta, y el precio (de salida o final) también lo establece su dueño.

¿Bienes particulares, patrimonio mueble, legado cultural, potenciales piezas de museo o de catálogo arqueológico? Son posesiones privadas, a título particular o familiar, y su venta no está sujeta a códigos de protección. Nadie sabe de su existencia y su valor es difícil de cuantificar: poseen la riqueza intangible que la propia historia les otorga. Internet ha abierto una ventana sin límites para el intercambio de bienes sin fronteras. Más allá de un posible debate sobre el patrimonio histórico de una comunidad, desde el punto de vista museístico, la compra y venta de reliquias es tan antigua como la actividad comercial.

Las galerías de arte o casas de subastas ejercían y ejercen un control especial sobre el valor de cada artículo, según explican historiadores consultados, teniendo en cuenta su vida, estado de conservación, calidad y autenticidad para fijar su precio justo. La tasación en las webs pierde su significado inicial: es el propio dueño quien establece el coste, de modo que artículos antiguos, muy apreciados por antropólogos o etnógrafos, pueden venderse por debajo de su valor. "Existe una gran riqueza etnográfica en Galicia sin explorar ni proteger. Muchas piezas históricas en manos privadas que podrían formar parte de nuestros museos, para evitar que se pierda su historia. Es un auténtico legado que define nuestro pasado", argumenta Felipe Senén, antropólogo, escritor y técnico de gestión cultural. Según palabras del historiador, "en Galicia existe un concepto muy parcial e inmaduro de la gestión del patrimonio cultural".

Mientras la etnografía confía en crear una conciencia generalizada sobre el legado de la comunidad, en los portales de internet se cuelgan anuncios como éste: "Desalojo y vacío gratuitamente todo tipo de alpendres, casas de trastos y aperos de labranza que le estorben para proceder a reformas. Me desplazo por toda Galicia. Para contactar conmigo conteste a este email".