Más que satisfecho del lanzamiento ayer del sumergible robotizado, el británico Des Barton confía completamente en la utilidad de los datos que suministre ese ingenio a partir de ahora. Profesor del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC de Bouzas, Barton detalla con entusiasmo el funcionamiento del planeador submarino propiedad de la Universidad de East Anglia (UEA), colaboradora en el proyecto liderado por el Grupo de Oceanografía del centro gallego.

-¿Cada cuánto tiempo dispondrán de los datos que recabe el sumergible?

-Hoy (por ayer), antes de dejarlo definitivamente en el agua, hicimos las primeras pruebas para descartar problemas en la navegación y en el envío de datos. Estos llegaron perfectamente y en el tiempo estimado a la central de la UEA. De momento solo los enviará al Reino Unido aunque en unos días ya podremos disponer de ellos también en Galicia. En principio, se programa para que cubra una ruta dibujada con una serie de waypoints (coordenadas) y salga a superficie para enviar los datos al cabo de 4 o 5 millas recorridas.

-¿Su navegación a base de planear bajo el agua podría desviar su ruta hasta el punto de desorientarlo?

-Este modelo lleva utilizándose en todo el mundo desde hace cinco años. Y cuando sale a superficie lo primero que hace es comprobar su posición por medio del GPS que lleva incorporado y en caso de error vuelve a navegar hasta llegar a la zona propuesta. Nunca hará una línea recta y siempre buscará su ruta. Es un invento increíble por su autonomía. No es como el Piolín que cruzó el Atlántico y se recuperó en Baiona. El IRobot Seaglider funciona por su propia flotabilidad. Hace un ajuste muy pequeño de su densidad para hundirse o flotar, y luego lo combina con un sistema de pesos para inclinarse de un lado a otro y variar así su dirección.

-Su fabricante asegura que puede permanecer en el agua hasta seis meses pero ustedes lo retirarán del agua el próximo agosto. ¿Por qué?

-Sobre todo, porque las condiciones del mar se complican y la época de afloramiento se acaba. Para nosotros, con tal de que el robot cubra la ruta programada durante tres meses, es un éxito.

-¿Pueden cambiar su programación una vez que se lanza al agua?

-Cuando está en el fondo no puede recibir órdenes pero en superficie sí que podemos modificar su programación.

-¿Hasta qué punto es valiosa la información que proporciona el minisubmarino?

-El principal objetivo es ampliar detalles sobre los cambios que está sufriendo el océano más cercano a la costa. Estamos investigando un sistema muy variable y es difícil comprobar qué está pasando. Pero gracias a este planeador submarino tendremos un barrido de toda una zona con datos muy valiosos y así lograremos saber cómo funciona, qué dinámica tiene el sistema oceánico. Se trata de introducir esos datos en modelos numéricos que permitan hacer pronósticos más fiables, más certeros.

-¿También podrían servir para prever la dirección de un vertido, por ejemplo?

-En realidad, el sumergible mide una serie de parámetros cíclicos, como la temperatura, la salinidad... No es capaz de reconocer larvas de peces ni materiales sueltos, como restos de petróleo. Pero sí nos sirven para ampliar la base de datos y así entender mejor cómo funciona el sistema en general. Porque, en realidad, estamos muy lejos de hacer pronósticos rutinarios, invariables para el mar. No hemos hecho más que empezar.