Cerca de 2,5 millones de los 29 millones de internautas españoles son menores y uno de cada veinte reconoce haber sufrido ciberacoso, según datos del Instituto Nacional de Tecnologías y de la Comunicación (Inteco), un problema que presenta una clara tendencia ascendente debido al cada vez mayor y más temprano acceso de los niños a internet. Ante esta realidad, Inteco ha elaborado una guía dirigida a padres y docentes donde ofrecer "algunas pistas" para detectar y actuar ante situaciones de acoso a través de medios telemáticos -tanto redes sociales, como teléfonos móviles, aplicaciones en smartphones o videojuegos-, ya sea entre iguales, ciberbullying, o de un adulto a un menor con fines sexuales, grooming.

"Los niños tienen acceso a internet cada vez desde más pequeños. Y ahora el problema no es el ordenador, sino los móviles con internet. Es una burrada que niños de doce, diez años tengan un smartphone con tarifa plana", afirma Nuria Pereira, directora del Instituto Europeo Campus Stellae, en Santiago, que tiene un área de tratamiento de la violencia y del acoso escolar. Pereira reconoce que las nuevas tecnologías presentan importantes ventajas, pero también advierte de que pueden convertirse en una peligrosa trampa para los niños. "Internet tiene muchas cosas buenas, pero otras tantas malas y los niños son especialmente vulnerables", opina. Pereira va más allá al asegurar que debería de ponerse un tope mínimo de edad para poder tener acceso ilimitado a internet. "Antes de los quince años ningún no tendría que tener un móvil con internet", asegura.

En su opinión, el problema es que quienes proporcionan a los pequeños los medios telemáticos desconocen por completo su uso correcto para evitar posibles riesgos. "La mayoría de los padres que regalan este tipo de tecnología solo piensan en el consumo, en que tengan el mejor móvil o la mejor tableta, pero no se sientan con el niño cuando los usan. Esto es un acto del todo irresponsable", insiste la especialista, que alerta de que la sincronización de todos los distintos servicios online hace más vulnerable aún al niño.

Pereira afirma que las nuevas tecnologías pueden agravar problemas como el bullying, al llevar hasta el ámbito doméstico el acoso escolar y magnificarlo aún más por el alcance que tienen las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp o Line, y también expone a los menores a pedófilos y pederastas.

Para Asunción Teijeira, psicóloga de la Sección de Psicología Educativa del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, la manera más eficaz de evitar el ciberacoso es explicando a los niños los riesgos en el uso de las nuevas tecnologías y educando en la no permisividad del abuso y en la empatía con la víctima. "Como mecanismo de prevención, los adultos deberían de transmitir la suficiente confianza como para que se recurra a ellos ya al iniciarse el acoso", añade.

Asunción Teijeira explica que el ciberbullying puede prevenirse proporcionando a los menores modelos positivos de resolución de conflictos y de rechazo de la violencia como medio de consecución de un objetivo. "Además, hay que comunicarse con ellos adecuadamente, escuchando sus opiniones, dejándoles que se expresen y enseñándoles a decir 'no' y a huir de las situaciones de riesgo", asegura.

En cuanto al grooming, Teijeira explica que está muy relacionado con la pederastia y la pornografía infantil. "Se inicia con el acercamiento amistoso utilizando el engaño y finalmente el chantaje para obtener imágenes comprometidas o incluso un encuentro en persona. El daño psicológico que puede provocar en niños y jóvenes es enorme", advierte.

Ambas especialistas sostienen que en cualquiera de los tipos de ciberacoso, la familia juega un papel fundamental a la hora de detectarlo. "Hay una serie de indicios que nos pueden llevar a sospechar que un menor está siendo acosado, como son los cambios repentinos en sus hábitos y en su comportamiento. El ciberbullying suele producir también cambios en las relaciones con los amigos, en el rendimiento escolar, en la conducta alimentaria, en la asistencia a clase y, muy especialmente, en los cambios por exceso o defecto en el uso de internet, móvil, etcétera", expone Teijeira, quien añade que en el caso del grooming estos síntomas pueden acentuarse aún más por el miedo provocado por el chantaje al que es sometido. "Una vez conocida la situación, hay que actuar con rapidez. Es importante proteger al acosado pero también detectar al responsable para evitar que se repita en el futuro", manifiesta.

Las dos especialistas aseguran, además, que el acoso es un comportamiento corregible en el caso de los niños, por lo que también es necesario actuar con el agresor. "No basta con el castigo. Hay que enseñarle cómo reparar el daño causado haciéndolo consciente de la gravedad de su acción", concluye Teijeira.