El médico compostelano Felipe F. Casanueva (1948) fue nombrado ayer académico numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia en el sillón de endocrinología. Su discurso de ingreso fue sobre la obesidad, enfermedad sobre la que es uno de los principales investigadores en España.

-Para una persona acostumbrada a los reconocimientos y a los premios, ¿qué supone convertirse en académico?

-Supone un gran honor y un orgullo y satisfacción. En la Academia de Medicina y Cirugía de Galicia están los representantes de la historia viva de la medicina galaica y, además, pertenecen a ella gran parte de las personas a las que admiro.

-Su discurso de ingreso a la Academia, Obesidad: la epidemia mundial del siglo XXI, deja clara la gravedad del problema.

-Tenemos una tasa de obesidad en adultos del 23%, es decir, unos 10 millones de habitantes, con lo que está claro que estamos hablando de una epidemia, de una enfermedad grave hacia la que todos debemos de concienciarnos.

-¿Aún no está la sociedad concienciada de los peligros de la obesidad?

-Los médicos hacemos advertencias desde hace muchos años pero aún hay gente que desconoce que la obesidad aumenta las posibilidades de sufrir cáncer o que acorta la supervivencia de una persona entre 5 y 10 años. Está demostrado que la obesidad es un problema muy importante pero hace falta que se lo transmitamos a toda la sociedad.

-Hace muy poco encabezó una campaña para lograr que se reconozca la obesidad como una enfermedad.

-Es que en Estados Unidos ya se considera así y es como debe de ser. Hay una idea falsa en la población y también en los políticos sobre que la obesidad se debe a una falta de voluntad de la persona que la sufre, pero el control del apetito es algo mucho más complejo. La obesidad es una enfermedad en sí misma y los pacientes no pueden salir de ella solo con su voluntad.

-¿Qué valor tienen actualmente los tratamientos farmacológicos contra la obesidad?

-Las pastillas actuales tienen muy poca eficacia ya que no consiguen la regulación del apetito. Esta epidemia no puede ser abordada solo por los médicos; no tenemos capacidad para ello. Sólo si nos aliamos con las autoridades sanitarias y con las políticas podremos resolver este problema. Es labor de los políticos tomar medidas parecidas a las de la ley del tabaco que, aunque en principio pueden ser polémicas, a la larga son muy eficaces.

-El estigma es especialmente dañino para los más jóvenes.

-Por supuesto. Los últimos estudios indican que más del 15% de los niños y jóvenes españoles sufren obesidad y, al contrario de lo que se pudiera pensar, en los países de la cuenca mediterránea -con su conocida dieta Mediterránea y el buen tiempo que invita a hacer ejercicio- las tasas son mayores que las de los países del Norte de Europa.

-¿Hasta qué punto un niño obeso hipoteca su futuro?

-Pues hasta el punto de que un niño de peso normal tiene un 15% de riesgo de hacerse obeso de mayor, mientras que un niño obeso tiene un 86% de posibilidades de serlo también de adulto; es decir, que un niño obeso casi obligatoriamente será obeso de adulto, algo muy diferente de lo que pensaban antes las abuelas de que el niño gordito luego de mayor daría el estirón y tendría un peso normal. Pero es que además nos encontramos con un aumento de casos de hipertensión en los niños y casos de diabetes mellitus tipo 2, algo que los pediatras no habían visto nunca. Por todo ello, prevenir la obesidad infantil es algo esencial.