Como La Voz, pero con empresas en lugar de coaches y universitarios que buscan una oportunidad laboral en vez de cantantes. La segunda edición del certamen Jumping Talent, que cada año organiza Universia y cuyo objetivo es seleccionar a los mejores talentos universitarios del país, finalizó con una prueba al más puro estilo televisivo. Diez representantes de empresas como jurado, con un pulsador, que presionaban cuando el joven que aparecía en escena les interesaba para conformar su equipo, con el que posteriormente analizarían posibles ofertas de empleo o formación. Y en el escenario, nada de canciones. Los universitarios tenían que responder en 15 segundos a una pregunta, obtenida de un bombo. Un total de 9.658 universitarios de toda España se presentaron a este certamen, pero solo los cien mejores pasaron a la final. En entre ellos, cuatro gallegos. "Es una gran oportunidad laboral", señala la coruñesa Antía Blanco, de 22 años y licenciada en Psicología por la Universidade de Santiago.

El objetivo de Jumping Talent es poner en contacto a los mejores profesionales universitarios con empresas como Vodafone, Amadeus, Bankinter, Sanitas o Mediaset. Para ello, se realizan diferentes pruebas que, en apariencia, poco tienen que ver con el mundo de la empresa -obras de teatro, idear una aplicación de móvil o resolver un misterio-, pero cuyo objetivo final "es ver cómo se te da el trabajo en equipo, cómo expones tus ideas, etc.", señala Antía Blanco.

Eso sí, antes de llegar a estas pruebas finales, el jurado del certamen selecciona a los estudiantes en función de sus habilidades y expediente. "Lo primero fue una entrevista telefónica en la que te preguntan desde cuestiones de tu carrera, hasta cómo afrontarías objetivos, tareas de planificación y una parte es inglés", señala esta coruñesa que estudia un Máster en Dirección de Recurso Humanos en la EAE Businnes School y que aspira a que su paso por el certamen le abra camino en algún departamento de psicología laboral.

Tras la entrevista, los alumnos en grupo tuvieron que diseñar una aplicación de móvil "y presentarla y defenderla en inglés ante un jurado". Después llegarían las pruebas online sobre planificar el trabajo y de nuevo en grupo. De aquí salieron los 300 finalistas, de los que solo los cien mejores lograron llegar a la última fase.

Un encuentro, celebrado a finales de marzo, y que Antía describe como "mucho más informal". "Hubo varios desayunos con gente de las empresas, donde te conocen, escuchan tus ideas", señala esta joven coruñesa, quien relata que después por grupos tuvieron que organizar una obra de teatro. La prueba final, la de La Voz -en la que tuvo que responder con qué canción se identificaba-, hizo que cinco coaches se dieran la vuelta y ella eligió irse con el equipo de Amadeus. Como última prueba, los equipos tuvieron que resolver un supuesto caso de asesinato. "Los mejores en la prueba fueron los del equipo de Kyocera, pero en realidad aquí no hay un ganador, los cien que llegamos hasta aquí ya ganamos porque te abre oportunidades laborales", indica Antía, quien señala que ya ha recibido varias ofertas, pero que todavía no se ha decantado por ninguna. Ella confía en que casi todos sus compañeros salgan con un trabajo o una beca.