Cada año se diagnostican en España más de un millar de nuevos casos de cáncer en niños y adolescentes, alrededor de una veintena, en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña, que atiende a pacientes del área sanitaria coruñesa, pero también de Ferrol y de parte de la provincia de Lugo. La mayoría, que no todos —la tasa de supervivencia al cáncer infantil ronda el 80% en los países occidentales— logra sobreponerse y empezar una nueva vida. Pero el camino no es fácil. “Que a tu hijo le diagnostiquen cáncer es una de las mayores bofetadas que te puede dar la vida”, subrayan desde la Asociación de Ayuda a Niños Oncológicos de Galicia (Asanog), entidad que trabaja desde 2012 para servir de punto de encuentro entre las familias gallegas afectadas y garantizar que los niños, pese a la enfermedad, no dejen de sentirse como tales en ningún momento.

Una máxima que guía, también, el trabajo de los profesionales del área de Oncopediatría del Materno. El hospital coruñés desarrolla, desde hace una década, una estrategia para dulcificar, en la medida de lo posible, el duro paso de los niños por el hospital, máxime cuando la enfermedad es un cáncer y exige no solo más ingresos, sino también estancias más prolongadas y, a menudo, en condiciones de aislamiento. En su afán por humanizar la atención de los más pequeños, el centro puso en marcha, en 2012, el Hospital de día para terapias ambulatorias y, un lustro después, estrenó una Unidad de hospitalización de Oncopediatría. Las instalaciones —financiadas por la Fundación María José Jove—, de unos 300 metros cuadrados, cuentan con cinco habitaciones individuales y exteriores, dotadas con sistema de aislamiento con presión positiva —para evitar el paso de gérmenes que puedan afectar a los pequeños inmunodeprimidos—, conectadas para facilitar que los niños puedan acceder al área de ocio, y preparadas para la estancia también de un familiar. Disponen, además, de una sala de estar comunicada, para padres e hijos, equipada con instrumentos para entretener la convalecencia y con un control de enfermería específico.

El cáncer es una dolencia que requiere tratamientos prolongados, de mayor o menor intensidad en las distintas fases de terapia que, en ocasiones, hacen necesario el ingreso de los niños, con la consiguiente merma para su estado anímico, y también para el de sus padres y hermanos, cuando los hay. “Cuando un pequeño enferma, toda la familia enferma”, de ahí la importancia de “contar con un espacio amable, con una decoración adecuada, luminoso y que además está dotado con una zona de juegos y con cuartos individuales en los que pueden estar acompañados las 24 horas”.

70 nuevos diagnósticos en Galicia durante 2021

Coincidiendo con la conmemoración del Día mundial contra el cáncer infantil, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, visitó ayer esas instalaciones, acompañado por el gerente del área sanitaria de A Coruña y Cee, Luis Verde Remeseiro; el subdirector asistencial del Materno, Alejandro Ávila Álvarez; y el jefe del Servicio de Pediatría, Jerónimo Pardo Vázquez. Durante la visita, García Comesaña conversó con el equipo de Oncopediatría que presta servicio en esa unidad del Materno. Tras ese encuentro, Sanidade reivindicó que Galicia “mantuvo su nivel de atención al cáncer infantil” durante la pandemia de SARS-CoV-2. La Consellería detalló que, en 2021, se detectaron en la comunidad 70 nuevos casos de tumores pediátricos, y 71 en el ejercicio anterior, “cifras similares” a las registradas en los años previos. “En los últimos tiempos, herramientas como el diagnóstico precoz y el tratamiento en unidades asistenciales con experiencia han mejorado las tasas de supervivencia, que superan ya el 70%”, resaltaron desde Sanidade.