Los ahogamientos en el agua se disparan un 57% en lo que va de verano en España

La Federación de Salvamento y Socorrismo exige planes políticos para atajar la siniestralidad, mientras recuerda las imprudencias a la hora del baño

Un surfista observa el mar en el Orzán.

Un surfista observa el mar en el Orzán. / VICTOR ECHAVE

Olga Pereda

En lo que va de año (hasta el 31 de julio), 222 personas han muerto ahogadas en playas, piscinas, ríos y pantanos. La cifra es un 57% más alta que en 2021 (140 fallecidos) e indica que las muertes en el agua se acercan a los niveles de antes de la pandemia. En 2020 el número de fallecidos fue de 191 y en 2019, 233.

Tras dos años de restricciones por el coronavirus, este verano los españoles han salido en tromba a disfrutar de las vacaciones y la probabilidad de ahogamientos aumenta. Los socorristas hacen un llamamiento a la prudencia y recuerdan las tres normas básicas: jamás bañarse solo (sobre todo, niños y personas mayores), hacerlo siempre en lugares conocidos y con vigilancia profesional y respetar el color de la bandera.

“Si es amarilla, solo puedes meterte hasta el ombligo o el pecho. Siempre tienes que hacer pie y está prohibido bañarse con elementos de flotación”, recuerda Francisco Cano Noguera, director de Prevención y Seguridad de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (Rfess), organización que —a falta de estadísticas oficiales— realiza cada año el informe nacional de ahogamientos. De las 222 fallecidos este año, 82 se han contabilizado en julio. Es el cuarto peor mes de julio en cuanto a muertes es espacios acuáticos desde que la Rfess realiza estadísticas.

Tirarse de cabeza desde un espigón o meterse entre las olas con un flotador gigante de unicornio puede quedar muy bien en Instagram, pero implica comprar papeletas para un sorteo mortal. Cano Noguera recuerda a los veraneantes la necesidad de respetar siempre las directrices de los socorristas. Especialmente en las playas, donde se registran casi la mitad de los ahogamientos anuales (48%). “No estamos para fastidiar sino para ayudar”, insiste tras recordar la importancia de tener unos mínimos conocimientos sobre mareas, corrientes y oleaje. “El Cantábrico impresiona y hace que los bañistas sean más prudentes. Pero el Mediterráneo, que es un mar más tranquilo, puede dar falsa sensación de seguridad”. De hecho, el informe de 2022 constata que la Comunidad Valenciana es la autonomía con mayor número de víctimas, seguida de Andalucía y Cataluña.

En las piscinas se registran el 14% de los ahogamientos, un porcentaje idéntico al de los ríos. “Es curioso que si una familia compra una piscina portátil para su casa de verano la pregunta sea dónde se pone y no qué medidas de seguridad va a tener para evitar accidentes, sobre todo, con niños pequeños”.

La Asociación Nacional de Seguridad Infantil recuerda cómo la ley Raffarin de Francia obligó en 2003 a vallar todas las piscinas públicas y privadas, con lo que el número de niños fallecidos por ahogamiento se redujo en un 75%. La norma llevaba el nombre del senador que la impulsó y cuyo hijo murió ahogado en una piscina.

El director de Prevención y Seguridad de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo pide no solo prudencia a los bañistas sino planes a los políticos. Para empezar, homologar en toda España la formación para conseguir el título profesional de socorrista. “El nivel de exigencia es muy alto en algunas comunidades, como Cataluña, Galicia, Canarias y Murcia, con un mínimo de 370 horas de formación presencial. Pero en otras, el título se consigue con un curso online de 30 horas. Eso no puede ser”, explica.