El Papa reza por la paz desde Fátima y aboga por una Iglesia “abierta a todos”

Improvisa su intervención ante 200.000 fieles y no termina de leer su discurso por tercera vez en este viaje | El Vaticano asegura que no es por un problema de visión

El Papa, ayer, a su llegada al santuario de Fátima, en Portugal. |   // E.P.

El Papa, ayer, a su llegada al santuario de Fátima, en Portugal. | // E.P. / REDACCIÓN/agencias

REDACCIÓN/agencias

El papa Francisco abogó ayer desde Fátima (Portugal) por una Iglesia de “puertas abiertas” donde “todos puedan entrar” porque “una madre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión”. Éste fue el mensaje lanzado por el pontífice tras el rezo del Rosario, en el que se dedicó la oración a que “se conceda al mundo un tiempo duradero de paz”. El rezo fue guiado por varios jóvenes, entre ellos, una joven con discapacidad.

Cerca de 200.000 fieles estaban congregados desde el amanecer , algunos incluso desde la noche anterior, para escuchar y ver al Papa. “La pequeña capilla en la que nos encontramos es una hermosa imagen de la Iglesia: acogedora, sin puertas, la Iglesia no tiene puertas, para que todos puedan entrar”., fueron las primeras palabras que el papa Francisco pronunció delante de Capilla de las Apariciones frente a los peregrinos y jóvenes enfermos con quienes rezó también el Santo Rosario.

El Pontífice aterrizó ayer por la mañana en Fátima, hasta donde se trasladó en helicóptero desde Lisboa, donde estuvo participando en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Ésta es la segunda visita que Francisco realiza al Santuario, donde ya hizo un viaje exprés de poco más de 24 horas, el 12 y 13 de mayo de 2017, con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen a los pastorcillos.

Durante sus palabras, improvisadas y pronunciadas en español, Francisco se centró en la figura de María, la “señora apurada” o “apressada” (como se diría en portugués) y ensalzó que ella “nunca es protagonista, acoge a todos y señala a Jesús” para que nos guíe. Por ello, invitó a los fieles presentes a guardar un breve instante de oración y reflexión, para preguntarle en silencio: “¿Madre, qué me estás señalando a mí? ¿Qué hay en mi vida que te preocupa, que te conmueve, que te interesa?”.

En el discurso previsto pero no pronunciado, el Pontífice también hacía otras reflexiones e invitaba a tomar el “camino de la pequeñez” frente al “perfeccionismo”, al tiempo que advertía del peligro de convertirse “en discípulos de las modas”. “Amigos, no nos dejemos contagiar por el perfeccionismo, no nos dejemos engañar por espejismos, no nos convirtamos en discípulos de las modas. Apasionémonos por la vida real, porque estamos llamados a ser artistas de la existencia, no expertos en retoques fotográficos; a colorear de sentido los días que vivimos, no a barnizarlos de apariencias”, se puede leer en el discurso no pronunciado.

El Papa prefirió improvisar y no leer el discurso que tenía preparado en el santuario de Fátima, en Portugal, por decisión propia, “como pastor ante los fieles que tiene delante”, aclaró el portavoz vaticano, Matteo Bruni, después de que Francisco se haya saltado e improvisado algunas alocuciones. Aseguró que no se trata de un problema de visión del pontífice.

Explicó que en la casa parroquial de Serafina de Lisboa tampoco concluyó su mensaje porque “no había una buena iluminación” y, como el mismo Pontífice argumentó, no quería forzar la vista.

Desde su llegada a Lisboa el miércoles para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa ha preferido saltarse o no leer los discursos preparados en tres ocasiones, incluido el Vía Crucis, mientras que tampoco leyó ayer la oración a la Virgen que estaba prevista y en la que se esperaba una petición de paz.

Sin embargo, Bruni subrayó que se pidió por la paz en el cuarto misterio del rosario que rezó con jóvenes enfermos y algunos reclusos y que la oración prevista la sustituyó por un avemaría.

El Papa rezó el rosario sentado frente a la imagen de Fátima junto a seis reclusos de varias cárceles portuguesas y 102 jóvenes enfermos, sentados en las primeras filas de la capilla donde la tradición católica indica que se produjeron las apariciones a Sor Lucia y a sus dos primos, Jacinta y Francisco.

Las apariciones de Fátima están muy vinculadas a los pontificados y a los conflictos, ya que según reveló Sor Lucía muchos años después, la Virgen les anunció el final de la I Guerra Mundial, el inicio de la II Guerra Mundial y pidió la “conversión” de Rusia.