“Este ratito en la playa de Oza nos da la vida”

Un centenar de coruñeses con discapacidad se benefician este verano del servicio de ayuda técnica y acompañamiento que las fundaciones María José Jove y "la Caixa" prestan en el arenal de A Coruña

Integrantes de uno de los grupos de la actividad y acompañantes, junto a técnicos y responsables del programa ‘Esfuerza’, durante una jornada playera, en Oza.  | // VÍCTOR ECHAVE

Integrantes de uno de los grupos de la actividad y acompañantes, junto a técnicos y responsables del programa ‘Esfuerza’, durante una jornada playera, en Oza. | // VÍCTOR ECHAVE / María de la Huerta

“El ratito que estoy en la playa me aporta vida”, resume María Dosinda Vázquez, coruñesa de 63 años, con discapacidad física desde que tenía 2, tras haber sufrido poliomielitis. Lo cuenta recién salida del mar, en el arenal de Oza, a donde acude tres veces por semana —los lunes, miércoles y viernes— gracias al servicio de ayuda en la playa que las fundaciones María José Jove y “la Caixa” prestan a un centenar de personas con discapacidad, durante la temporada estival, en el marco de su programa Esfuerza Verano, a través del cual ofrecen también vela y piragüismo inclusivos. María lleva apuntándose a esta iniciativa desde su puesta en funcionamiento. “Me enteré de que existía este programa por una amiga que me lo comentó y, desde entonces, siempre repito. Me gusta mucho la playa y, aunque vivo en A Coruña, antes estaba muy limitada para venir. Solo podía hacerlo cuando algún familiar estaba dispuesto a acompañarme. Desde que he conocido estos grupos y a los monitores ya no tengo ese problema. Me llevan hasta el agua con la silla anfibia, porque bañarme es lo que más me gusta (aunque también tomo el sol), me ayudan en todos los desplazamientos... y estoy encantada. Además, el tiempo que pasamos aquí, también me aporta el estar acompañada y poder conversar con personas que no pertenecen a mi círculo habitual”, resalta esta coruñesa, antes de hacer hincapié en que, sin iniciativas de este tipo, “una actividad tan sencilla como ir a la playa”, a muchas personas que se encuentran en una situación similar a la suya, “les resultaría imposible”.

Usuarios reciben apoyo técnico, durante una transferencia a una silla anfibia, y en el mar.  | // VÍCTOR ECHAVE

María Dosinda recibe apoyo técnico, durante una transferencia a una silla anfibia. | // VÍCTOR ECHAVE / María de la Huerta

El programa Esfuerza empezó en 2007, y la actividad de playa, en 2009. Cada año, con la llegada del verano, cambiamos lo que es la actividad de piscina, que se lleva a cabo en la Residencia Rialta, por este acompañamiento, para que las personas con discapacidad puedan disfrutar también de jornadas playeras con ayudas técnicas”, explica Xabier Casal, responsable del área de Actividad Física Saludable de la Fundación María José Jove y del programa Esfuerza, quien detalla que el servicio de ayuda en la playa se lleva a cabo en el arenal de Oza, gracias a un convenio con el Ayuntamiento de A Coruña, desde el 28 de junio y hasta el 15 de septiembre, en horario de mañana y tarde (de lunes a viernes, de 11.00 a 13.45 y de 14.15 a 17.00 horas).

“Esta iniciativa permite a los usuarios el disfrute del ocio cotidiano de ir a la playa, tomar el sol o bañarse en el mar. Durante la jornada, los técnicos de nuestra Fundación les facilitan el acceso a la arena y al mar, mediante ayudas técnicas —puesto que disponemos de sillas anfibias, un andador, muletas...— , además de acompañarles durante toda la jornada”, reitera Casal, quien reivindica que Esfuerza, el programa en el que se engloba esta actividad, “fue, en su momento, pionero en Galicia”, sobre todo, “en temas de vela y piragua adaptada”.

Accesibilidad

“Cuando iniciamos el servicio de ayuda en la playa, allá por 2009, nos fijamos mucho en lo que se estaba haciendo ya en arenales del Mediterráneo, donde todo este tema está un poco más avanzado, y donde además tienen la suerte de que no hay las subidas y bajadas de marea, como sucede aquí, con el problema que conlleva para hacer las instalaciones más accesibles. En A Coruña, disponemos de tres playas adaptadas, Riazor, San Amaro y Oza, pero pensamos que, en cuanto a uso y accesibilidad, esta es la más oportuna para llevar a cabo este programa. En Riazor el baño quizás es más peligroso por las mareas, las olas y demás… y, con respecto a San Amaro... creemos que es más sencillo acceder a este arenal de Oza”, señala.

El responsable del programa Esfuerza subraya que, desde la puesta en marcha de esta iniciativa, el tema de la accesibilidad en las playas coruñesas, y en concreto en Oza, “ha ido evolucionando”, a su entender, “por demanda”, ya que “no solo es una necesidad para personas con discapacidad”. “Las personas con movilidad reducida (mayores, que utilicen bastón, etc...) también precisan que los arenales sean accesibles y, a lo largo de estos últimos años, el Ayuntamiento de A Coruña ha ido haciendo adaptaciones a esta playa de Oza, al poner un cambiador, un baño accesible... y, lo que nosotros hacemos, es ayudar a que las personas con discapacidad que se apunten a la actividad puedan disfrutar de jornadas playeras con un apoyo técnico, de modo que nuestro personal les ayude con el baño, con las transferencias a las sillas anfibias, con el andador... contamos con nuestro propio material, y tenemos un convenio con el Ayuntamiento, que nos permite disponer de una caseta, igual que las de los socorristas, donde podemos guardar todo el material. Ahora, es todo más fácil que al principio”, incide Casal, quien especifica que el servicio de ayuda en la playa [cuyas plazas, este verano —“con una mayor demanda”— están ya cubiertas en su totalidad] es una iniciativa “abierta tanto a personas que se quieran apuntar a título individual, como a entidades”. Los requisitos son que los participantes tengan un grado de discapacidad reconocido “igual o superior al 33%”, y que “sean mayores de 8 años cuando se inicie el programa”.

Respiro familiar

“Cuando se realizan las inscripciones, antes del inicio del verano, todo nuestro equipo técnico se reúne para organizar los grupos, teniendo en cuenta las características de cada usuario, para hacer una actividad segura y dinámica. Por ejemplo, el grupo de hoy está integrado, mayoritariamente, por usuarios del centro Aspadisol de Oleiros —aunque también hay personas que vienen a título individual— y, como son muy autónomos (pese a tener la mayor parte de ellos una discapacidad psíquica), pueden ser más que otros días en que los participantes tienen, sobre todo, discapacidades físicas y necesitan, por tanto, más ayuda técnica (hacer más transferencias, ponerlos en la silla, acompañarlos al baño...). En todos los casos, siempre hay tres técnicos de nuestra Fundación a su lado”, refiere.

“Este grupo, en concreto —continúa el responsable de Esfuerza—, es homogéneo porque la mayoría de los usuarios vienen de Aspadisol, pero si algo diferencia a este programa es que intentamos que los integrantes de los grupos no sean siempre de la misma entidad ni tengan el mismo tipo de discapacidad, porque eso también les sirve para ampliar su círculo social. Y a los familiares, igual. Encontrarse con personas que quizás no conocen, pero con las que comparten ciertas circunstancias de la vida, les ayuda”, considera Casal, quien apunta que el servicio de ayuda en la playa, y Esfuerza en general, “buscan también el respiro familiar”. “Que, durante esas horas que los usuarios están con nosotros, los familiares puedan ir a tomarse un café o hacer otras cosas”, señala.

Un usuario del programa disfruta de un baño en el mar en una silla anfibia, acompañado por personal técnico, en la playa de Oza.

Un usuario del programa disfruta de un baño en el mar en una silla anfibia, acompañado por personal técnico, en la playa de Oza. / Víctor Echave

Alberto Fidalgo lleva “unos seis años” en la Fundación María José Jove y ha “pasado ya por casi todas las actividades que organiza”. En la actualidad, es uno de los técnicos que acompaña y ofrece apoyo a los usuarios del servicio de ayuda en la playa, dentro de Esfuerza. “Igual que, durante todo el año, llevamos a cabo actividades que tienen unos objetivos, y los técnicos intentamos trabajar para que los usuarios mejoren y eso redunde en su calidad de vida, en la playa nos enfocamos más en el ocio. El acompañamiento aquí en Oza consiste, únicamente, en que una persona que tiene una discapacidad pueda disfrutar de un día de playa como lo haríamos tú o yo. Y los técnicos somos, en este caso, la llave para conseguirlo, dándoles ayuda física (para moverse de un sitio a otro, entrar y salir del agua...) y de acompañamiento (al darse un baño, al WC...). Nuestro papel es facilitarles el disfrute de sus jornadas playeras”, incide.

Sentados frente a él, María del Carmen Lojo y Luis Pereiro, vecinos de A Coruña, de 73 y 52 años, respectivamente, son la viva estampa de ese disfrute. “Este solecito que está saliendo ahora es un lujazo”, comenta María del Carmen, quien reconoce, no obstante, que a ella lo que más le gusta es “bañarse en el mar”. “Si no fuese por este programa, no podría hacerlo porque, hace unos años, sufrí un accidente cerebrovascular y tengo poca estabilidad. Ando con bastón, poquito, pero para este tipo de cosas necesito que alguien me ayude, porque si no... yo sola no vengo”, explica, a lo que Luis, que padece esquizofrenia, agrega: “Yo igual sí podría venir solo a la playa, pero estaría mucho más limitado, y quizás teniendo ganas, no lo haría. Estas actividades al aire libre me van muy bien y también me sirven para relacionarme con otras personas”. Ambos acuden también “a piscina, en invierno, en Rialta” y Luis, a mayores, practica vela inclusiva dentro del mismo programa Esfuerza. Los dos se muestran “muy agradecidos con la Fundación María José Jove” por desarrollar esas iniciativas: “Las disfrutamos un montón y los monitores son maravillosos”.

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