España es el segundo país de la UE con mayor prevalencia de diabetes

Se ha incrementado un 40% desde 2019 y hay casi seis millones de enfermos, aunque los fármacos y la tecnología han conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes

España es el segundo país de la UE con mayor prevalencia de diabetes

España es el segundo país de la UE con mayor prevalencia de diabetes / Freepik

p. martín / m. gonzález

España puede colgarse la preocupante medalla de ser el segundo país de la Unión Europea con más personas con diabetes en relación a su población, solo por detrás de Alemania. El aumento de la incidencia de una enfermedad que puede ser mortal y dañar a muchos órganos está relacionado, en el caso de la diabetes tipo 2, con el estilo de vida poco saludable y el incremento del sobrepeso. Es la cruz de una dolencia que también presenta luces, dado que los avances tecnológicos y farmacológicos están posibilitando un control más precoz, eficaz y mejorando la calidad de vida, según destaca la Sociedad Española de Diabetes (SED) con motivo del Día Mundial de la enfermedad, que se celebra hoy.

En España se calcula que hay casi seis millones de personas con diabetes, lo que supone que la prevalencia se ha incrementado más de un 40% desde el 2019 y alcanza al 14,8% de la población, la segunda tasa más alta de Europa, donde la media es de 9,2%. Se trata de las estimaciones oficiales, que no incluyen todos los casos porque se calcula que casi la mitad de personas, sobre todo con diabetes de tipo 2, no están diagnosticadas debido a que es una enfermedad que “a veces no da síntomas y hay un porcentaje alto de adultos que no va al médico y, por tanto, no les hacen los análisis de glucemia que permitirían detectarla”, dice Antonio Pérez, presidente de la SED.

El especialista subraya que el incremento de la incidencia en los casos de diabetes tipo 2 se debe al aumento de la obesidad y al envejecimiento de la población, por lo que buena parte de los casos son prevenibles con una dieta saludable y ejercicio físico.

En la lucha contra el avance de la enfermedad, otro de los grandes peros es la falta de “educación diabetológica” debido a que la saturación del sistema sanitario impide que los profesionales puedan acompañar adecuadamente al paciente en el proceso de incorporar el tratamiento y los avances tecnológicos para medir el azúcar en sangre o suministrar insulina.

Los médicos tampoco disponen de tiempo suficiente como para tutelar en el cambio de estilo la vida. Pero hay estudios que demuestran que una correcta formación en pacientes con diabetes tipo 2, la más prevalente (supone el 95% de los casos), puede llegar a reducir un punto las concentraciones de glucosa en la sangre, una merma mucho mayor de la que proporcionan los fármacos.

La formación es uno de los retos puesto que entre el 46% y el 63% de los pacientes con tipo 2 no tiene un control estricto de sus niveles de glucosa durante los primeros cinco años tras el diagnóstico —que son claves para reducir posibles complicaciones— y un alto porcentaje no logra perder peso.

También hay “razones para ser optimistas en el manejo de las personas con diabetes tipo 2, ya que nuevos tratamientos y herramientas han mejorado el pronóstico y la calidad de vida y quizá, en un futuro, podrían permitir la curación de la enfermedad”, según sostiene el doctor Pérez.