Galicia prohibirá el uso del teléfono móvil en todo el centro escolar tras la Navidad

Educación negociará con profesores y padres si el veto se aplica a los alumnos de 16 a 18 años

Ahora cada colegio aplicaba su norma en recreos, comedor o extraescolares

Dos jóvenes con sus teléfonos móviles. |   // MARTA G. BREA

Dos jóvenes con sus teléfonos móviles. | // MARTA G. BREA / Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Galicia prohibirá el uso total del teléfono móvil en los centros educativos públicos y concertados a partir de la vuelta a las clases tras las vacaciones de Navidad, que finalizan el 7 de enero. No se podrán utilizar durante el tiempo de ocio, es decir, ni en los recreos, ni en las actividades extraescolares, ni en el comedor. La Xunta se convertirá así en la segunda comunidad que pone coto global a estos dispositivos, después de que hace días lo anunciase Andalucía.

El presidente del Ejecutivo gallego, Alfonso Rueda, explicó ayer la decisión, aprobada en la reunión semanal de su equipo, alegando la necesidad de fomentar un uso responsables de las nuevas tecnologías y “mejorar la convivencia”.

Galicia fue pionera en proponer una ley que vetaba el consumo de bebidas energéticas por parte de los menores de edad, aunque su puesta en marcha quedará supeditada a la convocatoria de elecciones y al resultado. En ese momento, la Consellería de Sanidade, impulsora de la norma, abrió la puerta a ampliar el veto en los colegios del uso de los teléfonos móviles, cuya implantación crece cada año entre los más jóvenes. En la actualidad, siete de cada diez niños de 10 a 15 años en Galicia cuenta con uno, lo que ha avivado el debate sobre la edad idónea para acceder a ellos y el control que debe mantenerse sobre una tecnología que puede servir para intensificar el acoso a compañeros. El 90% de adolescentes se conecta cada día a internet y casi un tercio hace un uso problemático de ello.

En las últimas semanas, un movimiento de padres en Cataluña abogó por prohibir estos dispositivos hasta los 16 años, reclamando un pacto colectivo para evitar la exclusión social de quienes careciesen de móvil frente al resto. En Galicia también sumó adhesiones esa propuesta.

La Xunta reaccionó anunciando una extensión de la norma que desde 2015 prohíbe el uso del teléfono en clase, salvo cuando un centro decida incorporarlo en alguna materia con una función pedagógica, excepción que se mantendrá a partir de enero. Quedaba así al albur de cada colegio, que también podía vetarlos en horas no lectivas, es decir, en recreos, horario de comedor o extraescolares. De hecho, el 75% de centros de Secundaria ya eran espacios libres de móviles en el patio o pasillos. La intención de la Xunta es extender el veto a toda la red educativa y a todas horas.

La Consellería de Cultura e Educación prepara una norma para implantar un veto total, que se extenderá a los centros públicos y concertados a partir de los 6 años. “Ahora la Xunta prohibirá su uso en el tiempo de ocio en los centros. No podrá usarse ni en el recreo, ni en el comedor y en las entradas y salidas o en actividades extraescolares”, avanzó Rueda. Hasta la entrada en vigor de la norma, en enero, se dialogará con profesores y asociaciones de padres y madres —se ha fijado una reunión para la próxima semana— para ajustar varios aspectos para su puesta en marcha y para acordar si la prohibición se aplica a los alumnos de 16 a 18 años. Tampoco detalló si se realizará mediante un decreto, una instrucción o una orden.

Rueda reconoció que todavía no saben cómo aplicar la norma, aunque deslizó que si los alumnos no pueden usar el teléfono dentro del centro lo idóneo para cumplir esa regla sería no llevarlo. Ahí se abre un problema, pues muchos progenitores emplean el teléfono para que sus hijos les comuniquen si han llegado sin problemas a su colegio, para avisarlos de quién los recoge o si llegan tarde. Tampoco respondió Rueda si se plantean instalar taquillas para que cada alumno deposite su dispositivo cuando llegue al centro, si bien ahí se abre otro riesgo, relativo a su custodia y posibles desapariciones de teléfonos o robos. ¿Quién se hará cargo de terminales que pueden ser de última generación y estar valorados en cientos de euros?

Los teléfonos solo pueden usarse en las aulas con una función pedagógica

“La manera de hacerlo no es sencilla. Va a requerir ayuda de todo el mundo, empezando por los docentes, que están en los colegios, y las familias. Si un alumno va al colegio y no puede usarlo, pues ya tienen una buena pista”, expuso Rueda, insinuando que el mejor método sería que los chavales no portasen el móvil hasta el colegio o instituto. También queda por concretar qué sucede si se sorprende a un alumno haciendo uso del móvil. En algún centro de Vigo que ya aplica ese veto general, se imponen castigos. “Pasa lo mismo con copiar. No se puede y si te pillan, pues cada centro actúa con autonomía”, apuntan fuentes de Educación.

El Gobierno central ha esquivado de momento implantar un veto general al uso del móvil en colegios e institutos. A finales de diciembre, la ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría, consideró que imponer esa prohibición “sería como poner puertas al campo” y apostó, en declaraciones a la Cadena Ser, por realizar “un ejercicio de cogobernanza y de colaboración del sistema educativo con las familias” para ver “cómo mejorar o cómo establecer que esa relación de los jóvenes con esas nuevas tecnologías sea mucho más prudente, mucho más segura”. También apuntó a la responsabilidad familiar para poner coto al tiempo frente a las pantallas. “Yo tengo un hijo de 10 años y estoy segura de que me ve demasiadas horas utilizando el teléfono móvil y esto es un reto para ellos, para nosotros y también para los profesores”, indicó entonces la también portavoz del Ejecutivo central.

Cortafuegos en ordenadores

Por otro lado, el Consello de la Xunta también aprobó una medida para atajar el acceso de los menores a contenidos inapropiados para su edad. Por ello, Educación incorporará de forma inmediata cortafuegos en los ordenadores que presta a 64.000 alumnos dentro del plan Abalar para evitar que se conecten a “contenidos nocivos”.

En la actualidad, los ordenadores no pueden acceder a ese material cuando están conectados a la red de los centros, pero sí podían hacerlo desde sus domicilios. Cuando vuelvan a clase en enero, tendrán vetados esos contenidos porque se les aplicarán los mismos programas que en los colegios.