Mujeres de Ciencia y Tecnología

Innovación y mar: hacia un futuro más azul y verde

Océanos.

Océanos. / Shutterstock

Laura Alonso

Los océanos han sido históricamente considerados como un espacio de recursos inagotables y con capacidad de regeneración y absorción de desechos infinita. Sin embargo, hace un tiempo venimos constatando que esto no es así. Ya en 1952, la oceanógrafa francesa Anita Conti alertaba sobre la ingente cantidad de descartes en que incurría la pesca industrial y los alarmantes cambios que observaba en los parámetros de las aguas oceánicas, si bien parece que hasta hace poco no prestamos mucha atención.

En la era contemporánea, por fin nuestra actitud hacia los mares está experimentando una transformación significativa a través de lo que se conoce como economía azul, que busca fusionar desarrollo económico con sostenibilidad ambiental.

En este contexto, la relación entre innovación y mundo marino resulta crucial para abordar los desafíos globales que enfrentamos, de manera que surjan no solo nuevas oportunidades económicas, sino también soluciones para la conservación y el cuidado de nuestros océanos.

Se trata, así, de fomentar un nuevo sistema económico alejado del concepto de usar y tirar, pasando a centrarnos en la recuperación de los ecosistemas y en crear conciencia sobre la importancia de los recursos marinos más allá de la pesca y el turismo, y siendo, por tanto, el mayor reto el cambio de paradigma que desligue el desarrollo socioeconómico de la degradación del medio ambiente. Y, aquí, tienen mucho que decir tanto las ciencias del mar como las tecnologías marítimas.

El sector de las tecnologías marítimas se ha convertido en un sector impulsado por la innovación que abarca tanto la construcción naval como el transporte marítimo y las soluciones para el aprovechamiento de energía renovable marina (viento, olas corrientes…).

Por otro lado, cabe recordar que alrededor del 90% de los bienes de consumo a nivel mundial se transportan por vía marítima. El tamaño de los buques y de las flotas mundiales hacen de los buques y del transporte marítimo uno de los sectores sobre los que tenemos que actuar para conseguir un futuro más verde (a pesar de representar el transporte más eficiente en términos de emisiones de carbono por tonelada transportada), y dos de las tendencias clave para ello son la modernización de las flotas por medio de la implantación de nuevas tecnologías, y el desarrollo de combustibles alternativos, sobre todo los provenientes de fuentes verdes y/o renovables, de cara a reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de este sector.

La demanda de estructuras, equipos y embarcaciones cero emisiones representa una gran oportunidad para toda la cadena de valor del ámbito marítimo, y esta demanda se ve empujada por las condiciones impuestas a los buques en términos de emisiones y contaminación marina. No en vano, desde 1973, el convenio Marpol para prevenir la contaminación por buques viene marcando las líneas rojas sobre contaminación por hidrocarburos, sustancias nocivas, aguas sucias, basuras y emisiones, cada vez más restrictivas.

Por su parte, el sector de las energías renovables marinas también parece encontrarse en auge, dado que constituye una fuente de energía con potencial para reducir las emisiones y causar menos daño al medio ambiente que los combustibles fósiles. La energía eólica marina gana cada vez más terreno, si bien con cierta controversia por su posible interferencia con otros sectores, como pueden ser la pesca o el impacto sobre los ecosistemas. A este respecto, la estrategia de la Unión Europea establece el objetivo de aumentar la capacidad de producción de energía eólica marina de 12 GW a, al menos, 60 GW en 2030, y 200 GW en 2050. Este desarrollo se complementaría con 40 GW de energía oceánica y otras tecnologías emergentes para 2050.

Pero… ¿cómo potencia Europa la consecución de estos objetivos?

La Unión Europea ha adoptado una Estrategia de Crecimiento Azul cuyo fin último es garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las actividades económicas relacionadas con el mar, ya sea estableciendo un marco para la pesca sostenible, promoviendo un transporte marítimo eficiente (enfocado, además de en la reducción de emisiones, en mejorar la conectividad), potenciando el turismo costero y marítimo sostenible, y asignando fondos específicos a través de programas como Horizon 2020, Horizon Europe y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca. Y no podemos olvidar que todo esto conlleva una colaboración internacional, una cooperación necesaria con otros países y organizaciones para abordar desafíos de entidad global como pueden ser la lucha contra la pesca ilegal y la protección o limpieza de los océanos.

En el capítulo de financiación, cabe destacar proyectos de innovación educativa como Mates (Alianza Marítima para fomentar la Economía Azul Europea a través de una Estrategia de Capacitación en Tecnología Marina), y Flores (Desarrollo de herramientas y actividades para apoyar y ampliar el Pacto de Capacidades de la UE en las Energías Renovables Marinas) o proyectos como Mary4Yard (que desarrolla soluciones centradas en el usuario para una fabricación flexible y modular en astilleros pequeños y medianos), o Living Ports (que busca cambiar el estándar de construcción portuaria reemplazando el hormigón tradicional por una alternativa que atrapa carbono y regenera el ecosistema), que contribuyen significativamente al conocimiento y conservación de los océanos y a la promoción de una economía azul sostenible.

También podemos encontrar proyectos de colaboración internacional, e incluso intercontinental, en los que se busca conseguir redes de pesca que minimicen los descartes, implicando tecnologías como la fabricación aditiva, la simulación computacional del comportamiento de diversos fluidos, o los ensayos en canales de experiencias hidrodinámicas.

En resumen, la transición hacia una economía azul se presenta como clave para abordar los desafíos globales relacionados con los océanos, y la innovación en tecnologías marítimas desempeña un papel central en este cambio. La Unión Europea hace una fuerte apuesta y demuestra un compromiso integral hacia la sostenibilidad marina, destacando la importancia de la colaboración tanto interdisciplinar como internacional, siendo la búsqueda de soluciones innovadoras mediante la inversión en proyectos sostenibles la llave hacia una prosperidad económica en armonía con la preservación de los océanos, asegurando así un futuro más verde o, simplemente, un futuro para las generaciones venideras.

Laura Alonso es ingeniera naval y oceánica, R&D Project Manager en CT Ingenieros, líder del grupo de trabajo de Tecnologías Verdes y socia de AMIT-Gal

Este artículo forma parte de una serie mensual de colaboraciones de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Galicia con LA OPINION. Doce aportaciones que buscan acercar la ciencia y la tecnología a la ciudadanía, mostrando la labor que cada una de nosotras desarrolla desde nuestra área de trabajo. Participamos científicas del campo de las matemáticas, la biología, la farmacia, la física, la economía, la ingeniería de telecomunicaciones, la sociología, la ingeniería industrial, la psicopedagogía, la informática, el derecho y, evidentemente, la arquitectura. Confiamos que resulten de su interés.