Inditex anunciaba ayer que Marta Ortega ocupará la presidencia del grupo a partir del 1 de abril, momento en que el actual presidente, Pablo Isla, abandonará la compañía una noticia que dejo sin palabras a medio mundo. Nadie se esperaba que el presidente de uno de los mayores grupos empresariales abandonara su cargo y menos, que fuera la hija pequeña del fundador la que ocupara su lugar. El control de la empresa queda ahora en manos de la familia o al menos de una parte de ella porque, ¿dónde queda Sandra Ortega en todo esto?

La hija mayor de Amancio Ortega fue fruto del matrimonio ente el magnate de la moda y Rosalía Mera. La gran desconocida de familia y que desde el principio se ha desligado completamente de los negocios de su padre. Aunque, según la revista Forbes, es la mujer más rica de nuestro país gracias a los beneficios derivados de Pharma Mar, Rosp Corunna y el 5% de las acciones que tiene en Inditex, su implicación en el grupo es nula. Todo lo contrario que lo que ocurre con su hermana Marta, que desde siempre ha estado muy implicada en todo lo que tiene que ver con la compañía y sus apariciones públicas se dan con muchas frecuencia.

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Sus distintas formas de ser, así como de entender el apellido y el negocio que las une ha provocado que la relación entre las dos hermanas sea inexistente. Entre ellas apenas existe trato y que, cuando lo hay, es por cuestiones puramente profesionales. Y es que, mientras que Sandra Ortega huye de la fama y de cualquier alarde de ostentosidad, la hija pequeña de Amancio Ortega es todo lo contrario. Marta Ortega pertenece a esa denominada 'jet set' patria y Sandra lleva una vida discreta con su marido y sus tres hijos con los que reside en Oleiros.

Pero solo son las distintas formas de entender la vida y el negocio las que han originado ese nulo trato, sino que el comportamiento del empresario con su primera mujer hizo mella en la relación con su hija mayor, cuyo trato es también un misterio. De hecho, cuando falleció Rosalía Mera, Marta Ortega no hizo acto de presencia en el entierro de la primera mujer de su padre de la misma forma que Sandra Ortega no acudió a ninguna de las bodas de su hermana pequeña.