El Santuario de los Penes de Bangkok se ha convertido en una de las alternativas para que las parejas celebren el día de los enamorados, aún a pesar de que no resulte un lugar demasiado romántico. Flanqueado por esculturas fálicas de todos los tamaños, el santuario se encuentra en un apacible rincón del centro de la capital tailandesa, difícil incluso de encontrar. La tradición dice que en él mora un espíritu femenino que concede el don de la fertilidad a las parejas que depositan una figura fálica como ofrenda.

"Nosotros visitamos este templo en 2004, cuando tras intentar sin éxito tener un hijo nos enteramos de que existía y pensamos, ¿por qué no?", confiesa un turista francés, acompañado de su mujer y su hijo de cinco años. "Desde entonces hemos vuelto unas tres veces para agradecer al espíritu el hijo que nos ha concedido", asevera, mientras se hace una foto con su familia ante el altar.

El espíritu al que está dedicado el santuario, Mae Tuptim (espíritu del granado), no estaba relacionado en origen con la fertilidad y las ofrendas se limitaban a jazmines, flores de loto, alimentos e incienso. Hace unos años empezaron a aparecer figuras de penes en el lugar sagrado y se corrió la voz de que el espíritu concedía el don de la fertilidad a quien le llevara una ofrenda en forma de genital masculino. Desde entonces, el sitio comenzó a llenarse de penes de madera, de piedra, grandes, pequeños, pintados de rojo o con lazos atados en el glande. Frente al bullicio del centro de la capital tailandesa, el santuario se halla en un remanso de paz, cobijado por la sombra de un alto árbol junto al canal. No aparece en las guías turísticas ni es fácil llegar a él por casualidad, ya que hay que atravesar el aparcamiento de un hotel. A pesar de la creciente popularidad del templo, la exhibición de esculturas de genitales masculinos sigue siendo tabú para una parte importante de la sociedad tailandesa. La sexualidad no suele abordarse en los círculos familiares de Tailandia, donde las autoridades censuran cientos de páginas pornográficas en internet mientras la prostitución se ejerce abiertamente en los barrios rojos de Bangkok, Pattaya o Phuket. La mayoría de los tailandeses practica un tipo de budismo que compagina con creencias animistas e hindúes, presentes en el antiguo Reino de Siam varios siglos antes de que naciera Buda.

El origen de las figuras fálicas como símbolo de fertilidad proviene de la tradición hindú, aunque también se puede observar en otros rituales relacionados con los espíritus. Según algunos tailandeses, los penes de Mae Tuptim también son depositados por maridos que, al enviudar, dejan la ofrenda para apaciguar a la esposa fallecida y evitar apariciones desagradables.

Aunque se trata de una festividad de origen cristiano y de carácter eminentemente comercial, una gran parte de los tailandeses celebra con entusiasmo San Valentín. Cientos de parejas hacen cola, a veces incluso desde la noche anterior, para recoger cada 14 de febrero el certificado de matrimonio. "Me casé hace dos años, pero hasta ahora no había venido a recoger el certificado y hemos aprovechado San Valentín para renovar nuestros votos", explica Wiroj Youponth, de 27 años. En Tailandia en vísperas del día de los enamorados, se dispara la venta de flores, corazones, bombones y peluches, y las reservas de mesas en los restaurantes. Demasiado consumismo para un mártir como San Valentín, que fue condenado a muerte por el emperador romano Claudio II por casar a los soldados con sus amadas, en contra del celibato que exigía la disciplina militar.