Con el nacimiento del siglo XX, el negocio bancario de la casa Pastor se había convertido en eje de la actividad social de Galicia. Tras la renovación de la compañía en la primera década de la centuria, centró su actividad en la representación de empresas navieras, las comisiones y las operaciones de banca, sin descuidar las operaciones comerciales e industriales. En 1909 declaraba un capital de un millón de pesetas y diez años después estaba dispuesta a tener el edificio más alto de España para mostrar su poder. Hoy, ese gran inmueble, que llegó a ser el primer rascacielos español, languidece en pleno Cantón Grande, después del derrumbe del Banco Pastor. Destruidas las viviendas en favor de la expansión del banco, las oficinas del antiguo rascacielos están prácticamente vacías y el gran edificio inspirado en la arquitectura de Chicago es símbolo de la caída y del fracaso de una entidad financiera estratégica para Galicia.

Fue preciso derruir numerosas casas para lograr una parcela de más de mil metros cuadrados donde levantar la gran columna que hiciese ver la invulnerabilidad de los Pastor. Para ello llamaron en 1919 al arquitecto Antonio Tenreiro que, con Pelegrín Estellés, diseñó un gran edificio de once plantas.

El proyecto suscitó polémica. La normativa municipal impedía a las nuevas edificaciones superar los veinte metros. Pero se trataba de "derruir lo malo y estrecho para construir lo bueno y amplio", dijo el Ayuntamiento para justificar la aprobación de un edificio "que -señaló- hermoseará la más importante avenida de la ciudad".

En abril de 1925 se remató el edificio de cuatro fachadas, que incorporaba modernos materiales de construcción como hormigón armado, piedra artificial y grandes vidrieras además de elementos mobiliarios y decorativos. Manillas, tiradores y otros artículos Art-Déco diseñados por Tenreiro aún se reproducen y son apreciados por los nuevos potentados de la ciudad.

Cuando se inauguró, la prensa escribió: "La prestigiosa entidad bancaria ha dado una prueba imponderable de su gran potencialidad económica, levantando en la mejor avenida de esta ciudad un edificio de ingentes proporciones. En el bajo de esta soberbia casa instaló sus oficinas. En ellas ha puesto cuanto la comodidad, el confort, el verdadero lujo, lo suntuario en suma, podían exigir de una entidad tan fuerte y poderosa".

¿De dónde venía ese poder? De los negocios en Cuba, el transporte de emigrantes y la gestión de las remesas de dinero de éstos.

Hay que remontarse a los orígenes, cuando los hermanos Jaime y José Dalmau Batista, catalanes de Canet de Mar, fundaron en 1776 en A Coruña la firma Jaime Dalmau y Cía, dedicada a la importación y exportación y al salazón, y que además ejercía de banquero de comerciantes al por menor. Con la entrada de José Pastor Taxonera, en 1826, pasó a ser Dalmau y Pastor y a dirigirla el nuevo socio, que extendió el negocio a la fabricación de jabones y al mercado inmobiliario, hasta que la sociedad quebró y José Pastor se convirtió en dueño exclusivo y añadió la fabricación de guantes. A su muerte, la familia se disgregó y varios de sus hijos emigraron a Cuba en busca de fortuna.

José y Francisco Pastor Horta regresaron convertidos en indianos y formaron en 1860 con su hermanastro Juan Ventura la firma Pastor Hermanos. José se hizo el dueño absoluto de la firma, que con él dio un gran salto. Uno de los negocios más lucrativos fue el transporte de emigrantes a América del Sur, Montevideo y Buenos Aires. Además, financiaba el viaje a quien no tuviese medios a intereses de hasta el 28%, muy superiores a los de un préstamo mercantil.

Tras morir sus hermanos, José Pastor Horta formó José Pastor y Cía (1868) y convirtió la nueva sociedad en una casa de banca, sin dejar las actividades anteriores. Invirtió en deuda pública, carreteras y ferrocarril. Pero fue su sobrino, Pedro Barrié y Pastor, heredero del negocio, quien le dio un impulso sin precedentes y sentó las bases de lo que sería en el futuro. Con su primo Ricardo Rodríguez Pastor, formó Sobrinos de José Pastor, cuyo capital provenía, como era habitual, de la liquidación de la sociedad anterior. Con Pedro Barrié, la casa Pastor se hizo poderosa en toda Galicia. Se convirtió en agente y aseguradora de las principales navieras extranjeras que operaban en los puertos de A Coruña y Vigo y reforzó su papel financiero en otras entidades bancarias. Amplió la escala de los negocios familiares y extendió la inversión industrial a la destilación de petróleo, la producción de electricidad, el abastecimiento de aguas de la ciudad...

"Mucho edificio para esta ciudad", dijo Azaña en 1924 al ver la casa Pastor en construcción. Hoy la mole sigue a la espera de función.