Agosto es uno de los meses más luminosos del año. Los días han mermado un poco, pero todavía son largos, el ambiente es cálido -este año quizá tórrido-, las mareas vivas y la luz ayuda a vivir los paisajes. Es natural que agosto concentre la mayoría de los descansos y que las gentes se dediquen a la holganza y a la recuperación de sus cuerpos y de sus espíritus, que una cosa no funciona sin la otra y viceversa. Pero, ¡cuidado!, porque muchas veces tanta luz se utiliza para que no veamos, no tanto por el exceso de luminosidad, como porque hay quien se aprovecha de que la mayoría del personal está mirando para otro lado. Así se logra esa nocturnidad de agosto, que tan útil resulta para tomar decisiones o implementar medidas, que se saben impopulares, o para pasar desapercibidos cuando conviene. Si me dedicara a ello, y no estuviera mirando para otro lado, hasta yo podría hacer una jugosa lista de decisiones nefastas tomadas en agosto. Bastaría recurrir a la "bendita" hemeroteca. Un ejemplo, sin mirar, lo tenemos en la reciente comparecencia testifical de Mariano Rajoy ante los tribunales de justicia por la corrupción de su partido. Se situó lo más cerca de agosto posible para que la cosa tuviese el mínimo recorrido mediático. Y así ha sido. Fue también en el mes de agosto cuando Zapatero y Rajoy anunciaron aquella reforma de la sagrada Constitución por la puerta de atrás. Cuando llegamos en Setiembre ya se había decidido que antes que cubrir nuestras necesidades era más prioritario pagar la deuda pública que se había generado, en gran parte por el despilfarro -si no latrocinio- de nuestro dinero público. Era agosto cuando se anunció el asunto, cuando se tomó la decisión y cuando se pactó la chapuza. Yo, desde luego, aquellos días estaba mirando para otro lado y seguro que la mayoría de ustedes también, estuviéramos de vacaciones o no. Doblada, nos la metieron doblada con la nocturnidad luminosa de agosto.

En todo caso, amables lectores, disfruten, los que puedan, de sus vacaciones, gocen de su ocio y recuperen sus cuerpos y sus espíritus, que es lo que se van a llevar puesto y lo que les servirá mejor para capear los temporales de otoño-invierno.

A ver qué hacen ellos este año.