La Autoridad Portuaria avisa: que nadie piense que la inauguración del puerto exterior supondrá el traslado del carbón de inmediato. La instalación estará lista en 2015 para acoger el tráfico de hidrocarburos y, a continuación, la mudanza de los graneles sólidos se producirá de forma "paulatina". Pero antes, tiene que llegar el tren, "imprescindible" para conseguir que la instalación de punta Langosteira sea "plenamente operativa".

La institución marítima ha editado un libro -El puerto exterior de A Coruña, una visión transversal- en el que analiza por qué se construye la nueva dársena, en qué punto se encuentra la obra y cuáles son los grandes retos del futuro. El director general del Puerto, Enrique Maciñeira, asegura en las páginas centrales de la publicación que el traslado de las mercancías "potencialmente peligrosas o molestas" a Langosteira se realizará con la "máxima prudencia" y de una forma "paulatina".

La construcción del proyecto inicial de la dársena exterior entra en su recta final. Con el dique principal concluido -infraestructura sobre la que pivota toda la planificación, pues representa el 82% del presupuesto-, los grandes objetivos para el próximo año son la ejecución del morro y del martillo de la escollera y la construcción de un "pequeño contradique".

La intención de la Autoridad Portuaria es convocar "por fases" en los próximos años la construcción y la explotación de las terminales de los graneles líquidos y sólidos. Maciñeira defiende la tesis de trabajar en la mudanza el puerto exterior sin prisa pero sin pausa. "Las fuertes inversiones que van a tener que soportar los operadores y clientes del puerto, así como la pérdida de sinergias como consecuencia de la existencia de dos dársenas separadas, obligan al análisis particularizado de cada tráfico y de cada instalación", argumenta el director del Puerto coruñés. El cronograma fijado por el ente portuario habla de empezar a operar en Langosteira en 2012, mientras que los "hidrocarburos" y los "carbones térmicos" son para 2015. Y después llegará el turno de los graneles sólidos.

El Puerto afirma que todo son hipótesis, pues los plazos no se cumplirán sin los accesos viarios y ferroviarios -las administraciones ya asumen que el tren no estará para la inauguración-: "La accesibilidad es imprescindible. Sin ella, el puerto no podría ser plenamente operativo", recalca Maciñeira. La Autoridad Portuaria asegura que el transporte ferroviario es "competitivo" en A Coruña.

En el prólogo del libro, el presidente del Puerto, Enrique Losada, también habla de los accesos a Langosteira y destaca que es necesario alcanzar un acuerdo con el Ministerio de Fomento y la Xunta para la ejecución de estas conexiones y habilitar suelo industrial para atender la demanda "a corto y largo plazo".

Después de punta Langosteira, el siguiente objetivo será la urbanización de los actuales muelles. El responsable de reordenar la fachada marítima coruñesa, Joan Busquets, asegura que no sólo es construir áreas comerciales, viviendas y edificios de oficinas. El arquitecto catalán pone el muelle de Trasatlánticos como ejemplo de cómo se debe transformar suelo portuario en suelo urbano. Busquets concluye en el libro que la urbanización de los muelles deberá convivir con las actividades que continuarán en la dársena actual, es decir, con la mercancía general, el tráfico de cruceros y la pesca fresca que se subasta en la lonja: "Un puerto industrial es una máquina logística que debe ser bien integrada en el medio natural aunque en sí misma sea un objeto totalmente artificial".