"Nos mandaron tirarnos al suelo en inglés, con un acento de Europa del Este, ellos entraron e hicieron su trabajo. Dos nos amenazaban con pistolas, mientras el otro recogía los relojes y nada más. Iban tapados con pelucas, muy mal disfrazados pero iban todos tapados. Entró la policía, uno de ellos empujó al agente, lo tiró y rompieron la puerta [que era de cristal] para poder salir y escaparon", explicó Cristina Santos, que estaba en la joyería como clienta junto con otra persona cuando llegaron los asaltantes.

"Las dependientas se quedaron atrás, están muy bien aleccionadas y no mostraron resistencia, la peor parte era la nuestra", comentaba ayer Santos, ya que había otra persona más con ella en la tienda. "Les vimos la cara perfectamente, aunque iban disfrazados con peluca, con gafas y con gorro de lana", precisó la clienta a la que, ayer, minutos después del suceso todavía le "temblaban las piernas" al acordarse de cómo se tuvo que tirar al suelo mientras era amenazada por dos hombres armados.

Hasta la joyería se desplazaron muchos vecinos y comerciantes para preocuparse por el estado de las dependientas, que se encontraban con la calle llena de cristales procedentes de la puerta rota.