Gerardo Crespo, el presunto cabecilla de la trama destinada, según la Policía Judicial, a montar "chiringuitos" para captar subvenciones, se codeaba con los dirigentes del partido que estuviese en el poder. El empresario presume de estar afiliado a Alianza Popular desde los 18 años, pero era un profesional y tenía amigos en todos los bandos. Cuando el PSOE y BNG mandaban en la Xunta, consiguió contratos. Y su suerte no cambió con el Ejecutivo de Feijóo, que siguió adjudicándole cursos de formación, ahora investigados por la policía.

Los contactos del empresario eran tales que incluso Mariano Rajoy lo recibió en la Moncloa. Y cuando Negreira tomó el bastón de mando de María Pita fue de los primeros en felicitarlo. "Hoy nos haces felices a muchos. Disfrútalo. Tienes mi amistad y apoyo. Abrazos", le escribió. El alcalde, según consta en el sumario, no tardó ni un minuto en responderle: "Gracias, Gerardo. Y muy bueno el artículo de ayer. Un fuerte abrazo y buen día".

Dirigente de once empresas, siete asociaciones y vinculado a cuatro entidades, figuraba entre los invitados a cualquier evento que se preciase en la ciudad. Pero sus amigos, según reflejan los pinchazos telefónicos, lo dejaron solo a finales de 2011, en cuanto comenzó la investigación judicial sobre irregularidades en el cobro de subvenciones millonarias y le intervinieron el teléfono. De pronto, no respondían a sus mensajes ni llamadas. Enrabietado y sin saber qué sucedía -el caso estaba bajo secreto- intentaba comunicarse una y otra vez con Negreira, dirigentes populares y afiliados al partido. No encontró respuestas.

Fue Pachi Lucas, "amigo íntimo de Feijóo" al que asegura que pagaba en negro para que le consiguiese contratos, quien, según su versión, accedió a reunirse con él en mayo de 2012 en Madrid. Crespo insiste una y otra vez en que le alertó de que la policía le seguía la pista. "Ya era muy tarde. Los registros fueron en junio, un mes después", se lamenta el imputado, quien subraya que la cúpula del PP recibió el soplo de que había una operación abierta contra él. "A mí me han dado la información de que a Feijóo lo avisaron de la operación desde la Fiscalía de Galicia", indica.

En el sumario constan mensajes que prueban la desesperación del presunto líder de la trama cuando sus contactos lo ignoran. Tanto el PSOE como el BNG recriminaron a Feijóo su relación con Pachi Lucas y le exigieron explicaciones en el Parlamento. El portavoz de los nacionalistas, Francisco Jorquera, mostró en el hemiciclo una foto de agosto de 2011 en la que aparecen en la plaza de toros de Pontevedra Feijóo y Pachi Lucas, con otros dirigentes del PP, entre ellos Rajoy.

El presidente de la Xunta respondió que denunciará ante Fiscalía "cualquier irregularidad sea quien sea el implicado". El alcalde, Carlos Negreira, al igual que todos los mandatarios populares, negó haber sido informado de los pinchazos de la policía. "Es una barbaridad que yo estuviese al tanto de las escuchas. Crespo está resentido", señaló. El empresario imputado mantiene un pulso con el regidor municipal. De hecho, en una entrevista concedida a este diario en octubre, declaró: "Les hice muchos favores y Negreira me dejó tirado cuando comenzaron las escuchas. Soy afiliado a Alianza Popular desde los 18 años. Carlos no sé si se dedicaba a ser marxista, pero no anduvo por el partido. Se afilió dos meses antes de llegar a A Coruña".

Tres meses después, el hombre sobre el que gira la operación Zeta rehúye hablar sobre el regidor. Se limita a pensar unos segundos y a aseverar, con gesto serio: "Yo creo que es una persona desleal, pero no conmigo, en general, con la propia ciudad, no es coruñesista. Sus intereses no están aquí". En cuanto a la conselleira de Traballo, contra la que interpuso una querella por calumnias por acusarlo de engañar a la Xunta y no hacer los cursos, sostiene que "miente". Y, además, advierte de que tiene "pruebas" de que le envió regalos "por encima de los 1.500 euros", entre los que enumera bolsos de Loewe y Hermés. Mato reconoció haber recibido regalos de la trama pero garantizó que estos obsequios "no influyeron" en su gestión política.