Mover el móvil hasta encontrar un ángulo desde el que se viese bien el marcador, el brazo estirado y cara sonriente. Esos tres gestos fueron los más repetidos ayer tras el pitido final del partido contra la Real Sociedad. Muchos aficionados se quisieron llevar la prueba de que el 5-1 no había sido un sueño y de que ellos estaban allí.