La próxima primavera reserva un florecimiento especial en la ciudad: el de la antigua cárcel provincial de la Torre. Más que un brote será una remodelación, una limpieza o lavado de cara; y solo de una parte del inmueble. La prisión, sin uso penitenciario desde 1998 y vacía de utilidad alternativa desde 2011 tras haberla iniciado un año antes, abrió ayer las puertas a una visita guiada a la que acudió el alcalde, Xulio Ferreiro, y varios concejales de su Gobierno. A pocos metros de la entrada principal el regidor anunció que, tras haber conseguido el Concello a finales del año pasado la cesión gratuita y temporal del penal por parte del Estado, la instalación iniciará las obras en el primer trimestre para que a partir de la primavera tenga nuevos usos: sociocomunitarios y culturales.

Hasta entonces, los espacios de la cárcel que serán recuperados necesitarán una adecuada labor de restauración. El concejal de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda, Xiao Varela, admitió que el penal presenta un estado no tan deteriorado como aparenta, pero los desperfectos y problemas son bastante visibles: humedades, muros desconchados, metales oxidados, cubiertas llenas de musgo y vegetación, suelos levantados.

Las partes del interior que ayer se pudieron visitar y donde en principio habrá nuevos usos -el recibidor, el primer pasillo de acceso con ocho dependencias, una cabina de vigilancia, un ala de celdas repartidas en dos plantas, una sala recreativa y dos patios interiores donde los reclusos practicaban deporte en precarias canastas de baloncesto y porterías de fútbol o tomaban el fresco a cielo abierto- necesitan arreglos y limpieza: aún hay muebles (camas simples o en literas, mesillas, estanterías, retretes, escritorios) carcomidos o rotos, escombros en algunos rincones, ventanas sin cristales, hierba irregular, piezas metálicas desgastadas.

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Así está la antigua prisión provincial por dentro

El proyecto de remodelación debería estar finalizado dentro de un mes y se empezaría a ejecutar poco después. El Ministerio del Interior y el Ayuntamiento invertirán en ello 150.000 euros cada uno. Xiao Varela avanzó ayer que los trabajos iniciales apuntarán a la reparación de toda la cubierta del edificio, ya que es el origen de las humedades del complejo penitenciario.

Después habrá que mejorar la accesibilidad desde la puerta principal del paseo marítimo, una zona de piso irregular y húmedo en la que ayer se produjo más de un resbalón, y habilitar espacios (celdas, patio, pasillos, salas) que previsiblemente se destinarán durante el periodo de dos años de cesión a diversas actividades culturales, espectáculos, reuniones vecinales, encuentros artísticos y actos relacionadas con la memoria histórica.

Cuando el viejo penal reabrió durante más de un año en la etapa de Gobierno bipartito del PSOE y el BNG, hasta mediados de 2011, el Ejecutivo se había encargado de las obras necesarias para acotar espacios seguros y de limpiar el lugar para actos culturales, labores que ahora serán financiadas al cincuenta por ciento por el Estado y el Concello. A partir de la primavera la cárcel tendrá un uso más acogedor.