Es argentino, y de San Juan, y eso significa que lleva el hockey sobre patines en el ADN. Elegante encima de las ocho ruedas y virtuoso en el manejo del stick, Pablo Álvarez ha dado el paso definitivo para ser la estrella del Coinasa Liceo. El arranque de temporada del delantero está siendo espectacular. Diez dianas en sólo tres encuentros. Él solo lleva igual o más tantos que diez de los catorce equipos de la OK Liga. Pero lo más importante es que los verdiblancos saben que cuando él salta a la cancha, la magia está asegurada. Al menos hasta el final de la presente campaña. Al internacional albiceleste se le agota el contrato y no le faltarán novias.

-¿Qué ha comido este verano para volver de esta manera?

-Hemos cambiado el preparador físico y la verdad es que me gusta mucho su trabajo. Está haciendo un plan excelente. Se nota mucho en los partidos la preparación que hicimos en la pretemporada.

-¿Lo mejor de esa pretemporada, el viaje a Argentina?

-Eso siempre se agradece. Desde que me vine para el Liceo nunca había vuelto a jugar allá. Es muy lindo, porque la gente viene a animarte y pude estar unos días con mi familia.

-Sin embargo, los resultados no fueron muy buenos.

-No, pero es que tuvimos que jugar al día siguiente del viaje, contra equipos muy fuertes. Por eso he tenido que escuchar a mucha gente decir que el Liceo este año no va a ganar nada. Y eso te jode. Ahora, que vean dónde está el equipo.

-Mejor que el Barça o que el Vic, que pincharon esta semana.

-Se han dado buenos resultados. Ya llamaré a Llaverola para darle las gracias por el favor de haber ganado al Barcelona. Por eso nosotros tenemos que estar más metidos que nunca. Estos son los partidos en los que no podemos fallar.

-Los jugadores suelen renegar del protagonismo pero, ¿es consciente de que el Liceo debe a sus goles seis de los nueve puntos que lleva en tres jornadas?

-Sí, si no se meten los goles es imposible ganar los partidos. Pero creo que el equipo está bien. Contra el Voltregá quizás nos faltó tranquilidad. Salimos un poco locos. Queremos marcar diez goles y primero hay que hacer el primero.

-¿Y de que usted solo lleva más dianas que diez equipos de la OK Liga?

-No lo sabía y la verdad es que es impresionante. Estoy teniendo mucha suerte, sin duda. Hay que aprovechar esta buena racha y seguir así.

-¿Están olvidados ya los problemas de ansiedad?

-Sí, por supuesto. Llega un momento en el que eres consciente de que en una misma temporada el jugador tiene varias rachas y cuando estás en la mala, cuanto más te obsesionas por marcar, peor es. Es cuando no sale nada. Sé que ahora la bola está entrando, y que habrá otros partidos en los que no lo hará, y no me preocupa. Aunque espero que no se así.

-¿No es un poco raro que el pichichi se quede en el banquillo en el inicio?

-Eso es una pregunta que tiene que hacerle al entrenador. Él sabe lo que hace, tiene sus tácticas y decide quién entra de inicio y quién no. Yo no me siento inferior, todos somos importantes. Ni siquiera me he preguntado porque no he sido titular en estos tres partidos. Ni quiero hacerlo. Yo entro cuando me manda y hago todo lo que puedo.

-Dicen que lo saca a la pista cuando los rivales ya están cansados para que remate el partido.

-Puede ser. A nosotros no nos da explicaciones de ningún tipo. Sólo nos dice que cada cambio que hace es para meter más leña al fuego. En estos últimos partidos siempre entramos Pedro Afonso y yo cuando van 13 ó 14 minutos de juego. Es su táctica, y no se puede decir que no le dé resultado.

-¿Los nuevos también están dando resultados?

-Sí, yo los veo muy bien, sobre todo porque son chicos que pillan las cosas a la primera. Les dices una vez cómo va el sistema y ya no hay que decírselo más. Con el tiempo demostrarán todo lo que valen.

-Malián, con sus paradas, ya lo ha hecho. Junto a sus goles, está siendo lo mejor del Liceo.

-Es un portero muy bueno. Tiene una gran calidad. Ya se sabía antes y ahora lo está demostrando todavía más.

-El sábado contra el Voltregá lo dejaron demasiadas veces solo ante el peligro.

-Estuvimos flojos en defensa. Tenemos que ir ajustando eso a día a día, porque contra los equipos grandes no nos podemos permitir esos fallos.

-¿Será ésta su última campaña con el Liceo?

-No se sabe. Lo único cierto es que mi contrato termina al final de temporada. Estamos hablando a ver qué pasa. Ya se verá.

-Ahora que va a tener un hijo coruñés...

-Sí, yo estoy muy contento aquí. El Liceo es mi segundo club. En toda mi vida sólo he estado en dos equipos, aquí y en el Olimpia. Y ahora que viene un gallego en camino... Quiero renovar, por supuesto, pero, como todo en la vida, eso tiene su precio.