En apenas un mes el Deportivo ha pasado de ahogarse en los puestos de descenso -con sólo cuatro puntos y sin conocer la victoria en las primeras ocho jornadas- a asomar la cabeza en posiciones más desahogadas. El 25 de octubre tocaba fondo en Anoeta, donde cayó goleado 3-0 ofreciendo una pésima imagen, sin fútbol ni fe. Hoy, menos de un mes después de aquel episodio, el equipo es otro. Ha cambiado por fuera, con un nuevo sistema que está siendo talismán, y también por dentro, porque sus jugadores ahora sí tienen la confianza que les faltaba cuando los resultados no acompañaban. A grandes rasgos, las razones de este cambio tan radical se pueden condensar en diez:

. 1. Unión y compromiso. El mensaje de los Riazor Blues caló hondo entre los futbolistas y el cuerpo técnico, que nunca dejaron de tirar todos a una en la misma dirección.

. 2. La conjura de Haro. Tras caer en Anoeta, la plantilla se recluyó durante tres días en el hotel Los Agustinos, un antiguo convento en la localidad riojana de Haro. Allí se conjuró en busca de una reacción urgente. En el campo de El Mazo, donde juega sus partidos el Haro, Miguel Ángel Lotina probó por primera vez la defensa de cinco, que estrenó con éxito en la visita copera al Reyno de Navarra (1-1).

. 3. Todos a muerte con Lotina. La plantilla siempre ha estado al cien por cien con el entrenador. Quedó claro el día del Espanyol. Los futbolistas salieron al campo sobremotivados, no sólo por la difícil situación en la que estaba el equipo, sino sobre todo por la necesidad de ganar para que no peligrara el puesto del técnico, que sólo dos días antes no había sido ratificado por su presidente, Augusto César Lendoiro. El Deportivo arrolló al Espanyol (3-0) y todos se fueron al banquillo a celebrarlo con el míster, Lopo el primero tras marcar.

. 4. Cambio de sistema. Desde que juega con cinco atrás el Dépor no sólo defiende mejor, sino que también da más sensación de peligro cada vez que se estira. Los rivales sufren para atacar esa línea de cobertura tan poblada y, además, les surgen dudas sobre cómo frenar las contras del equipo coruñés, que acumula mucha gente por dentro y a la vez anchea el campo con dos carrileros muy abiertos.

. 5. Por fin, un once más o menos definido. En los primeros ocho partidos Lotina utilizó veintinueve futbolistas diferentes, más que ningún otro técnico en Primera. No sólo no repitió alineación ni una sola vez, sino que introdujo numerosos cambios de una jornada para otra. Ahora, siempre con permiso de la plaga de lesiones, ha definido una base que mantiene intacta con muy pocas variaciones. En Palma (0-0) jugaron los mismos que venían de ganar al Levante (1-2). El domingo, contra el Málaga, sólo hubo dos novedades: Dioni, que cubrió la baja de Riki, y Desmarets.

. 6. Ya saben a lo que juegan. Ahora el equipo ya no se estira con tanta alegría como antes. Tiene claro que lo primero es defender bien, con orden y sin perder nunca el sitio. Eso está por encima de todo, aunque tampoco renuncia al ataque, sobre todo a la contra para tratar de sorprender en velocidad.

. 7. Las acciones de estrategia, decisivas. Colotto (2), Lopo y Aythami ya han marcado. La estatura de los tres centrales, más la de otros hombres como Juan Rodríguez, se ha convertido en el mejor argumento ofensivo del Dépor, especialista en sacar provecho de los córners y las faltas laterales. Lo volvió a demostrar el pasado domingo ante el Málaga. Los dos primeros goles (penalti sobre Lopo y cabezazo de Colotto) se gestaron en sendos saques de esquina.

. 8. Firmeza defensiva y solidaridad en los esfuerzos. El Dépor se ha convertido en el equipo que más veces ha dejado su portería imbatida (seis en doce jornadas), empatado con el Madrid y el Espanyol. En los últimos cuatro partidos sólo recibió un tanto. Esa firmeza responde a un mérito colectivo, no sólo de los cinco zagueros. Todos defienden, desde el primero hasta el último, y son solidarios en los esfuerzos.

. 9. La inercia positiva multiplica la confianza. Futbolistas que a principios de temporada estaban lejos de su pico de forma están ahora multiplicando su rendimiento gracias, en gran parte, a la confianza que dan los buenos resultados. La inercia positiva hace crecer al equipo, individual y colectivamente, y eso se nota los domingos. Además, el nuevo dibujo táctico también ha servido para liberar a algunos jugadores. Adrián, por ejemplo, se siente menos presionado cuando no recae sólo sobre él la responsabilidad de ser el nueve. También los laterales, Manuel Pablo y Seoane, sufren menos con la defensa de cinco.

. 10. La pizca de suerte y fe que faltaba. En la séptima jornada, contra Osasuna, el Dépor dispuso de varias ocasiones claras para sumar los tres puntos, pero se tuvo que conformar con un empate sin goles. No le acompañó la fortuna, todo lo contrario que en las últimas semanas. En Palma arrancó un punto pese a que el Mallorca remató varias veces a los palos, mientras que el pasado domingo, ante el Málaga, transformó en gol prácticamente todas las oportunidades que creó. No sólo la suerte está de cara. También ayuda la fe que los blanquiazules derrochan cada domingo.