La solidaridad traspasó todos los límites. De los 66 nadadores que el año pasado se mojaron por la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), se llegó a los 220 que estrenaron el 2015 con un chapuzón en las aguas del Atlántico. Setenta de ellos en la prueba de 400 metros, a pelo, sin neopreno ni más abrigo en unas aguas fresquitas que ayer rondaron los doce grados. Y hasta 150 en la grande, de mil metros, ya al amparo del traje. En la primera los más rápidos fueron Julio Ripoll, del Club del Mar, y Paula Abeledo, del Liceo. Los hermanos Miguel y Laura Pimentel, del Pabellón Ourense, hicieron doblete en la prueba larga. Aunque los verdaderos ganadores fueron todos los que con su granito de arena contribuyeron al diez de la jornada solidaria.

La prueba, que comenzó a las 11.00 horas, fue muy emotiva. En las instalaciones del Real Club Náutico de La Coruña se juntaron organizadores (del Club Natación Liceo y Agaela), deportistas y afectados. Estos charlaron con los nadadores y les contaron de primera mano cómo es su lucha diaria contra los efectos de la misma. Este era también uno de los objetivos de la prueba, ya que además de recaudar fondos (la inscripción costaba seis euros), se pretendía dar visibilidad a la enfermedad a través del lema la ELA existe. Lo dejaron bien claro los representantes del Nosportlimit, que nadaron con unos cubos de hielo gigantes con las iniciales de ELA. La fiesta terminó con sorteos y una chocolatada con churros que compartieron todos, aunque con especial necesidad de calentarse los que acababan de salir del agua.