Primero fue Neymar, después Sergi Roberto y ahora Bravo. Tres casos que se han producido desde el inicio de temporada que demuestran que la política de información en cuanto a las lesiones ha cambiado en Can Barça, después de que esta manera de actuar se hubiera convertido en un signo de transparencia.

El último caso es paradigmático. A media mañana del martes el club informó de una lesión de Bravo. Textualmente en el parte médico se informaba de "una lesión muscular en el sóleo de la pierna izquierda", así como que su evolución posterior marcará "la disponibilidad para los próximos entrenamientos".

Paralelamente las ediciones digitales de algunos periódicos ya informaban de que la lesión podía apartar al portero chileno durante unos cuantos partidos.

El club guardaba silencio más allá del comunicado en el que no se establecía ni el grado de afectación ni, por supuesto, el tiempo de duración de la misma.

El gran número de sesiones de entrenamiento que se realizan a puerta cerrada, seguramente más del 90%, y la completa opacidad existente complica la situación para informar al respecto como se ha visto en el caso Bravo, ya que con el paso de las horas las especulaciones fueron en aumento.

Desde el club nadie quiere admitir el cambio de registro en este asunto, pero en realidad mucho ha cambiado. El Barça ha pasado de ofrecer puntual información sobre sus lesionados, anunciar diagnósticos y periodos de baja estimados, a informar de puntillas y de manera imprecisa al respecto.

¿Cambio en la política de comunicación, en los planteamientos del equipo médico o decisión del técnico? En realidad, el Barça se apunta cada vez más a una moda imperante en el fútbol continental: los entrenamientos son cerrados y sobre las lesiones se informa con vaguedad.

Así ocurre, por ejemplo, en la Premier League donde, además, no hay costumbre de que los jugadores ofrezcan conferencias de prensa durante la semana.

El control sobre la comunicación, la falta de la misma por parte de los servicios médicos o las directivas que se puedan realizar desde el equipo técnico siempre admiten fugas y casi siempre se producen desde el elemento más inesperado.

En el caso de Bravo, toda esa opacidad se vino abajo cuando el representante del jugador, Cristian Ogalde, dio todos los detalles sobre la lesión del jugador a Radio Cooperativa, una emisora chilena.

"Es una lesión que tardará tres semanas para estar totalmente recuperado", aseguro. Asunto finiquitado. Se perderá Bravo siete partidos (cinco de Liga y dos de Champions) y se acabó con el suspense.

Algo similar había ocurrido en los casos de Neymar -el club informó de sus paperas después de que la información apareciera en los medios- y de Sergi Roberto, que aún se desconoce si estará disponible para el partido ante el Atlético de Madrid del próximo sábado.

Todo apunta a que la nueva manera de hacer parte de Luis Enrique, que quiere administrar la información y no dar pistas a los rivales.

En poco tiempo se ha venido abajo un sistema modélico, alabado desde todos los estamentos y basado en la transparencia, una evolución nacida de aquella pregunta: "¿Es grave, doctor?" que los periodistas más veteranos podían realizar al médico del equipo después de presenciar la lesión de un jugador en directo durante un entrenamiento. Eran otros tiempos.