El Atlético de Madrid aseguró su billete para los octavos de final desde los pases de Gabi y los goles de Griezmann, decisivos para un triunfo muy cómodo con el Galatasaray (2-0) y para el asalto al liderato del grupo C, aún pendiente de una victoria en Lisboa.

En un ejercicio más incontestable de lo que dice el marcador del conjunto rojiblanco, dueño del encuentro de principio a fin, entre el capitán y el internacional galo desmontaron con sus goles a un flojo adversario. Gabi asistió, Griezmann remató y el Atlético ya está entre los dieciséis mejores de Europa por tercer año seguido.

El partido siempre fue suyo, desde su salida potente, desde la ambición que demostró desde el primer segundo del duelo y desde su presión alta, insuperable para el Galatasaray, un equipo hoy a una distancia sideral del conjunto rojiblanco por intensidad, competitividad, calidad técnica, orden táctico, juego... por todo.

Solo la ocasión de Sneijder, allá por el minuto 11, con un disparo demasiado cruzado por unos centímetros, alteró la sensación de que el marcador sí o sí sería para el Atlético, una convicción refrendada con hechos instantes después, desde la presión arriba que puso en marcha para robar el balón rápido en campo rival.

El gol, la traslación al marcador de que el Atlético jugó desde el inicio a una velocidad más que su contrincante con y sin posesión, y eso en el Vicente Calderón, en un partido transcendente y en una competición como la Liga de Campeones es casi decisivo, acomodó al conjunto rojiblanco hacia un partido aún más controlado hasta el final.