La selección española tumbó a Kazajistán y se clasificó para la final del Europeo de Serbia que disputará ante Rusia y ya sueña con alzar su séptima corona continental.

El equipo de José Venancio López tenía una misión complicada. Un grupo con una historia impresionante a sus espaldas en los europeos no podía confiarse. Y menos, ante un equipo como Kazajistán, que eliminó en cuartos al todavía vigente campeón, Italia.

Pero Kazajistán no era sólo la casualidad de una victoria ante el combinado transalpino. Tiene mimbres en sus clubes y buenos. Y, la prueba de ello, es la Copa de la UEFA, máxima competición continental, que ganó al Barcelona el Kayrat Almaty (ocho de sus jugadores están en la selección). Esos éxitos eran un aviso .

Tal vez en los primeros minutos España no saltó al campo concentrado al cien por cien. Rusia ya esperaba en una hipotética octava final de las diez que se han disputado incluido la del torneo que todavía no ha terminado. España estaba pensando demasiado en ese último partido decisivo.

Esos momentos de incertidumbre los aprovechó Kazajistán, que en el tercer minuto hizo el 0-1. España se hizo con el dominio y golpeó con Bebe. Después, ya en el minuto 16, Miguelín sacó un misil hacer el 2-1. Todo acabó en ese mismo minuto de locura, el 17, cuando Rivillos asistió a Raúl Campos para que, con un derechazo, diera una ventaja de dos goles a España.

En la reanudación, España solo tenía que a esperar a su presa para pegarle los últimos bocados. Kazajistán, como era de esperar, utilizó el portero-jugador. Y, en una de esas intentonas kazajas, Miguelín robó una pelota y Alex, desde el centro del campo y sin portero, marcó el 4-1 con el que parecía el final.

Todo lo que vino después fueron minutos de entretenimiento hasta que restaban cinco para la conclusión. Kazajistán, a la desesperada, se puso a la mínima diferencia, pero Campos sentenció.