Salvo los cuatro grandes (Liceo, Barça, Vic y Reus), ningún equipo ha podido llevarse la victoria en su visita al González Laxe. Una nueva víctima fue ayer el Igualada, que llegaba como sexto clasificado y tras cinco victorias consecutivas. Pero el HockeyGlobal Patín Cerceda exhibe en casa unas cualidades que son difíciles de neutralizar hasta para el más en racha. Lleva el peso del partido como arma defensiva. Pone una marcha de velocidad más que el rival. Fusila la portería contraria cada vez que tiene ocasión. Sabe sufrir hasta el final. Y por supuesto, cuenta con el apoyo de un público que anima en los momentos clave y presiona cada decisión arbitral. No falló su fórmula de éxito, que fue acompañada de una remontada ejecutada por Adrián Candamio y Martín Payero. Al argentino y al coruñés los separan casi veinte años (19), justo las velas que ayer sopló el delantero y que celebró con dos goles. Remontada en la pista y en la clasificación, porque el equipo dirigido por Juan Copa sale de la zona de descenso y pone un punto de separación.

El Igualada jugó a lo que sabe. No de forma tan exagerada como en Riazor, donde se aferró a una defensa implacable y al acierto de sus delanteros para dar la sorpresa ante el Liceo. Puede permitirse ese lujo con un jugador como Ton Baliu. Sinónimo de todoterreno y goleador por definición. Siempre el más listo para recoger la bola y encontrar huecos. Como en el primer gol. El Cerceda había salido mejor pero el Igualada golpeó primero. Era casi una acción aislada, aunque es una historia que se repite para el conjunto rojiblanco, que encaja muchos goles en los primeros compases de los encuentros.

El Cerceda se hizo dueño de la bola. Pudo marcar antes, pero otro de los secretos del éxito del Igualada está en la portería con Elagi Deitg. Todos tuvieron sus opciones, incluso Grasas, reconvertido por momentos en el hombre boya en el área. Adrián Candamio salió desde el banquillo con furia y abrió la cuenta de los rojiblancos. El partido se mantuvo con intensidad. Baliu tiró fuera un penalti. Al descanso se mantuvo la igualada.

Por lo menos, los locales tenían el consuelo de que el rival tampoco es que estuviera dando muchas muestras de peligro. Podían centrarse en marcar, siempre pendientes de evitar las temidas contras igualadinas. Necesitaron un poco de magia. La que tiene Martín Payero. El de San Juan realizó una jugada individual marca de la casa desde detrás de la portería contraria. Le siguió toda la defensa del Igualada, vio como Candamio se aproximaba al segunda palo y solo tuvo que cederle la bola y este empujarla a las redes. Perfecta conexión entre los dos extremos en edad del equipo. Cuando el coruñés nació, Payero ya jugaba en el UV Trinidad de Argentina (fichó por el Liceo cuando Candamio tenía dos años). Después de su generosidad y solo dos minutos después, también tuvo su momento. Palazo y 3-1.

El marcador daba la tranquilidad suficiente para afrontar los veinte minutos que faltaban. El Cerceda siguió insistiendo de cara a gol y solo cedió alguna que otra contra sin consecuencias. Pasaban los minutos y la victoria parecía cada vez más en el bolsillo. Pero cuando quedaban menos de cinco, el Igualada dio un paso adelante y empezaron a florecer los nervios. Los jugadores locales se defendieron con todo, pero a falta de medio minuto el Igualada recortó con un tiro lejano que desvió Baliu. No podía cundir el pánico. Solo eran treinta segundos. El Cerceda aguantó y los tres puntos no se escaparon.